La palabra dada suele tener corto recorrido en la política, a no ser que se enmascare en una tupida tela de araña de mentiras para dilatar el desengaño final. En el PSOE asturiano se daba por hecho que Pedro Sánchez sería un baluarte en la defensa de la minería y de las térmicas de carbón. Al menos para propiciarles una transición plácida hacia su final. Apenas el Gobierno ha cumplido cuatro días y se han desatado las fuerzas del averno por las declaraciones de la ministra de Transición Ecológica contra el carbón y su quema en térmicas. Minas que salvar ya prácticamente no hay, el problema es la incidencia de las térmicas en el precio familiar e industrial de la luz. El Gobierno asturiano espera una rectificación. La FSA y el SOMA confían en que el presidente del Gobierno, "Pedro el nuestru", demuestre que conoce la realidad de la minería y de las Cuencas, donde inició su particular reconquista.
