El gobierno nacional nos anuncia la supresión del impuesto de generación eléctrica -un 7%- lo que al final, esperan, que redunde en una media de 2 euros en el recibo de cada cual. Engañabobos, cuando en el último año se ha incrementado un 10%, y la previsión que viene cifra la subida en cifra similar.
Los grupos de presión de las eléctricas, vayan ustedes a saber porqué, aunque se intuya, tienen patente de corso, dando igual el color de los gobiernos desde hace décadas, sin que nadie ose ponerlo todo patas arriba, y meterles en cintura de una vez.
Sus beneficios baten récord todos los años, y nuestra factura tiene el dudoso honor de ser la más elevada de Europa. Inevitablemente las consecuencias las sufren, con especial incidencia, una clase media a la que están enviando a un pozo de imposible salida, y mucho más agobiándolos con impuestos añadidos de todo tipo: vivienda, coche, gas, agua, carburantes? Adobado con la solidaridad obligatoria, guste o no, que hay que tener con los que no han dado un palu al agua, que viven felices con su todo incluido. Mientras, el resto debe soportarlo con sueldos o pensiones paupérrimas.
No me canso de decir que si existe algo primordial en nuestro país, o lo que vaya a quedar de él, no es otra cosa que nacionalizar las eléctricas, pues resultan la madre del corderu de los males que padecemos los españolitos de infantería. Mientras tanto se ponen parches del tamaño de un callicida, con promesa de que dentro de seis meses intentarán regularlo otro poco.
Mientras tanto nos entretienen con bombas inteligentes, exhumaciones en cuelgamuros, plagios y chanchullos en másters y tesis, o aforamientos descafeinados, para que entremos al trapu y obviemos lo esencial.
Y la ministra y su Gobierno, sellando la lápida de las minas e Iberdrola, para completar el regalo envenenado, eso si, con nuevo anuncio de prejubilaciones y promesas de las que estamos más que escamados con las experiencias de no hace tanto. De la fase del "calambrazu" estamos llegando a la total electrocución.
