Dice el presidente del Tribunal Supremo que el problema de la polémica sentencia sobre las hipotecas es de la ambigüedad de la ley. La misma ambigüedad que quince días antes sirvió para dar la razón a los consumidores valió para quitársela después. Entonces, más que la ambigüedad en sí, será un problema de interpretación de la ambigüedad. Porque ya hablamos de otra cosa. Unos jueces la interpretaron a favor de los hipotecados y, cuando llegó la hora de la verdad, otros del mismo Tribunal Supremo lo hicieron en beneficio de los bancos. Cuando el presidente de este alto tribunal pidió leyes más concretas, el Gobierno aprobó un decreto ley para que los bancos paguen los gastos notariales, y los bancos se han apresurado a avisar de que al final se lo cobrarán a los clientes. ¿Por qué la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla? Será que esa parte está bien untada y pesa más.