Llevo más de veinte años en Madrid y aún no han desaparecido las dificultades en las comunicaciones entre Asturias y León, el paso a la Meseta. Era un chico, y bien pequeño, cuando nevaba en aquel puerto de Pajares y siempre se atascaba, tanto por carretera como por ferrocarril. Hoy en día sucede algo parecido.
Cuando compré coche en el año 1968, tuve que acostumbrarme a realizar lo que se llamaba doble embrague, sobre todo subiendo algunas de las cuestas del puerto de Pajares, porque su inclinación era de unos cuantos grados y los coches de aquel entonces se atascaban, ¿se acuerdan los que conducían en aquella época?
Después se fueron buscando arreglos en la carretera y la circulación acabó por mejorar. Más tarde llegó la autopista del Huerna, que aunque era (y sigue siendo) de pago, se hizo más fluida la circulación. Sin embargo, el ferrocarril seguía teniendo problemas.
Así, hace unos pocos días una gran piedra amenazaba con caer sobre la vía, de tal forma que durante días no pudo circular ningún convoy que uniera Asturias con la Meseta. Los que cogieron vacaciones en el puente de la Constitución y de la Inmaculada se vieron obligados a tomar los autobuses que Renfe puso a su disposición, con las consiguientes molestias.
Así que, lo dicho, a pesar del tiempo transcurrido, más de cuarenta años y con una Constitución vigente que cumple esos mismos años, los astures siguen atascados entre la nieve y las piedras, vamos, algo así como una Reconquista pero sin don Pelayo: ¡madre, qué tristeza!
