La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde la Meseta

La radio

Hay que ver la cantidad de instrumentos que tenemos a nuestro alrededor para enterarnos de las cosas y acontecimientos que suceden permanentemente.

El invento de la imprenta acarreó que no solo se editasen libros, sino también la creación de periódicos, que entonces eran insustituibles en nuestras casas. La creación de la radio atrajo que la información, la música, las noticias importantes y, sobre todo extranjeras, nos acercase a todo lo que ocurría fuera de nuestro entorno y alrededores, como, por desgracia, las guerras, los nuevos inventos para curación de enfermedades, la evoluciones en mecánica y otras mejoras que nos ponían al día.

Más tarde llegó la televisión, con tal fuerza que se pensó que apagaría la radio de una vez. Pero no fue así, porque también la radio evolucionó y se hizo insustituible en nuestras casas. Yo diría que ambas funcionaron a la par, porque cada una tenía su sitio, su lugar, porque la tele requería el sentarse para verla, mientras que la radio podía ir de un sitio para otro y nos informaba de lo acontecido, diría yo, antes que la televisión e, incluso, que el periódico, sin que éste último nos quitase la realidad y puntualidad de las noticias, así como los detalles y otras noticias casi imposibles de desarrollar e los otros medios.

Días atrás, la radio fue recordada por casi todos, sobre todo cuando se creó el transistor como medio para desplazarnos fuera de nuestras casas y poder escucharla en la calle sin necesidad de enchufarla a la corriente eléctrica y gracias a las baterías que en el aparato se incluían.

Así, hoy, los anuncios también conviven en los periódicos, en la tele y en la radio, porque, diría vulgarmente, "hay para todos un sitio y un lugar" y el que no se anuncia no vende, ¿verdad?

Compartir el artículo

stats