Inicio la escritura estas líneas el Día de la Raza o de la patrona de España, el Pilar, y a su vez patrona de la Guardia Civil, cuando ahora tan solo la han convertido en Fiesta Nacional, eso sí, con desfile variado de nuestras Fuerzas Armadas.
En tanto el día anterior se cerraban las puertas de acceso al interior del Valle de los Caídos una hora antes de lo previsto, con la consabida protesta de los que allí esperan su entrada, a la par que se suspendía la conferencia prevista por el prior de los Benedictinos en el Centro de la Cultura del Escorial.
Revueltos andan los vientos por nuestros andurriales, porque para el siguiente lunes se anunciaba la sentencia de los catalanes independentistas, como así ocurrió con el ya consabido lío en las calles de Cataluña. Su presidente Torra se apresuró a anunciar que persistirá en la decisión de buscar la independencia de Cataluña.
Por cierto, y sin que se me olvide, un año más los ausentes en la parada militar, así como en la recepción celebrada en el Palacio Real, han sido los mismos que otros años. En tanto que el pueblo madrileño y otros muchos visitantes aplaudían a nuestros Reyes y tropas, y unos pocos silbaban al presidente del Gobierno en funciones.
Cuando esta columna estoy finalizando, de fondo estoy escuchando la película "Nobleza baturra".
