La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

DANDO LA LATA

Políticamente

Diario del coronavirus.

Todo es política. Ni siquiera el número de fallecidos es ajeno, pues se cuenta según interese. Porque hay unas cifras más convenientes que otras. Políticamente, digo, porque los muertos, muertos son, pero si dejaron de respirar en una residencia no es igual, políticamente, que si lo hicieron en un hospital. Políticamente, me refiero. Porque los dedos acusadores, como las baterías de cañones, giran buscando unos objetivos que se mueven, y mucho.

La pelea se produce igualmente a la hora de determinar el momento en que el virus comenzó a extenderse. Que fuera unos días antes o después tiene una gran trascendencia política. Que exista o no la constancia de haber sido alertados también la tiene. Y la fecha, por su puesto.

Y las violaciones de la regulación del confinamiento y el distanciamiento social son, según se miren políticamente, aceptables o delictivas. Las caceroladas antigubernamentales y las manifestaciones derivadas del asesinato de un ciudadano estadounidense, en Estados Unidos, a manos de un policía también estadounidense, según el tinte político, pueden ser interpretadas como actos ilegales o ejercicios libres del derecho de manifestación. Depende de quién lo juzgue, políticamente, por supuesto.

Estamos enfermos de política. Todo lo que se dice y hace acaba siendo interpretado desde la óptica partidista y contaminado por los sesgos ideológicos. El que despotrica contra los hechos de ayer exalta los de mañana, siendo ambos iguales, por una razón tan simple y subjetiva como es la autoría. Si lo hace aquél, me parece fatal; si lo hace éste, estupendo.

Es la visión del hincha futbolero llevada al plano político: lo que en un área es un penalti como un castillo, en el otro es puro cuento.

Compartir el artículo

stats