Creo que resulta general, aunque estemos en el inicio de septiembre y aún queden cuatro meses para finiquitar el año en curso, nefasto como pocos. Se palpa en el ambiente lo de hacer borrón y cuenta nueva con la utópica ilusión de que un simple cambio de hoja en el calendario va a suponer dejar atrás todos los males que a estas alturas padecemos.
Además en el momento actual siguen acentuándose los citados males, pues cuando creíamos que el covid se iba alejando con lentitud, pero alejándose, los indicadores vuelven a meternos el temor en el cuerpo con rebrotes por doquier, con datos y cifras que nos hacen retrotraer al inicio de la pandemia.
Así que el respiro con el que contábamos a partir de estas fechas se aleja, conllevando la vuelta de las preocupaciones no exentas de miedo, más cuando pronto vamos a entrar en el otoño, que tradicionalmente resulta época de resfriados, gripes y catarros, lo que a muchos nos hará temblar? por si pueden se lo habitual y conocido, o vienen hermanados con el covid.
Las restricciones vuelven de nuevo, y parece que es para quedarse, e incluso ampliarse por mucho tiempo. Pero lo realmente preocupante es que sigue aumentando el número de faltosos que se toman a cachondeo las normas, y como no entienden más que medidas drásticas, seguro que entrarían en vereda con multas algo más que simbólicas. Además parece que ellos se libran de la infección, pero fastidian a muchas personas que lo van a enganchar sin comerlo ni beberlo. Se la sopla todo, como comentan algunos de ellos.
Fíjense ustedes si por parte de muchos hay ganas de que este año 2020 se vaya con su nefasta música a otra parte, que desde hace un mes ya he visto en algunos escaparates puestas a la venta agendas para el 2021.
Lo dice todo. Pero entiendo que nos va quedar un buen trecho para volver a la normalidad. Mejor que me equivoque.
