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Arquitectura

Arte y apego a la tierra

Edimburgo mezcla el valor del pasado con la fuerza del diseño contemporáneo

Interior del Parlamento escocés, obra de Enric Miralles.

Aterrizo en Santander, tras vuelo con jubilado británico infartado, y caigo en la cuenta de que hace cuarenta años que fui por primera vez al Reino Unido. Esta vez más triste, aunque en Edimburgo permanece la bandera continental ondeando.

Es una tierra siempre avanzada en el diseño y la industria, desde los Arts &Crafts de Morris, de Mckintosh, desde la Ilustración escocesa que dio a luz la Enciclopedia Británica, desde la literatura de Walter Scott que se celebra con el más grande de los monumentos que escritor haya soñado en su ciudad natal. Al lado en la Scottland National Gallery, podemos ver desde Velázquez a Murillo, de Rembrandt a Vermeer, obras de Rafael y de muchos otros renacentistas, y cuadros tan sutiles como el reverendo patinando del escocés Raeburn. Pocas pero sublimes. En el edificio neoclásico de al lado hay muchos niños y gente dibujando, pasando la tarde.

El museo de Arte Moderno, un poco apartado del centro, aunque por la orilla del Leith es un paseo, resulta visita obligada. Allí están Henry Moore, Picasso, Dalí, Miró, Breton, Magritte. Tienen una pieza de Land Art que es un jardín de Charles Jenks a la entrada que contrasta con el frontón del edificio clásico. Descubro a la pintora Carol Rhodes, con paisajes de zonas industriales. En la Portrait Gallery vemos retratos de viajeros, David Roberts.También de Mckintosh, de Gibbs de Robert Adam, de muchos artistas y hombres de mundo escoceses, cuya relación con Europa no se circunscribe a Francia y a Marie de Guise (como saben los seguidores de la serie Outlander) sino que a muchos de ellos el Grand Tour los llevó a estancias en Roma.

En el Museo Nacional de Escocia está la oveja Dolly disecada, tiene varios pisos volcados hacia el gran espacio victoriano, surcado por una cristalera y su cubierta es un mirador privilegiado de la ciudad, desde el que la vista alcanza hasta la "acrópolis" de Calton Hill.

Muchas de las iglesias que vemos son ruinas, influencia de Ruskin y testimonios de las terribles guerras de religión. La ciudad antigua se articula alrededor de la Royal Mile que va desde el Castillo de Edimburgo, arriba poderoso, hasta Holyrood que es residencia real. Frente a este último llama la atención, por su increíble arquitectura, el Parlamento Escocés (1999-2004) que es obra que no pudo ver terminada del arquitecto de Barcelona Enric Miralles (EMBT). Es asombrosa la plasticidad del edificio, su manera de desparramarse, con forma de hojas, barcos. La guía que nos lo explica no sabe ya qué metáforas utilizar para expresar aquella fuerza tan grande que tenía Miralles. La sala principal se abre hacia las montañas y por el otro lado hacia la residencia de la reina. Que el presidente del parlamento escocés tenga siempre a la vista la monarquía inglesa y las montañas sí parece una metáfora.

Poca arquitectura moderna en un centro histórico patrimonio de la humanidad. De Malcom Frazer, vemos varios Storyteller Centres, (uno junto a la casa de John Knox, uno de los padres de la Reforma Escocesa) y una elevación de unas casas protegidas, cercana a la Universidad histórica de Robert Adam. Los contadores de historias es un fenómeno muy interesante porque recoge una tradición oral que la ciudad revive y dirige a los suyos.

"Love Local", veo escrito y me da envidia la protección del gaélico, presente sobre todo en los nombres. Hay excursiones a todos lados, a las Highlands, a la cuna del golf que es St. Andrews (donde todo el mundo recuerda las hazañas de "Seve" y la playa de Carros de Fuego), al castillo de Stirling. Gran parte de todo este negocio lo mueven dos gallegos que hace años emigraron allí y ahora tienen autobuses, agencias y cerca de cien trabajadores.

Así estos nuevos "contadores de historias", van poniendo en las cabezas de los turistas paquetes de conocimiento como los que colocaban en Blade Runners a los replicantes. La historia de Maggie Dickson, la del Dean Brodie (inspiración del Dr. Jekill & Mr Hide de otra gloria local que es R.L. Stevenson), o los ladrones Burke y Hare que mataban para vender cuerpos a estudiosos hipocráticos. Venerables señores, con canas que respetar, (aquí los hubiéramos jubilado con toda su sabiduría) te cuentan su vida y tú a ellos la tuya mientras ves el museo de la literatura o cualquier otro. Grandes estatuas al filósofo Hume, al padre de la economía Adam Smith.

En la penumbra invernal, la literatura, la ciencia, ilumina las noches tempranas.

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