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TINTA FRESCA

El camino hacia la humildad

María Oruña rastrea las leyendas y prueba el intenso sabor del tiempo en El bosque de los cuatro vientos

El camino hacia la humildad

"Cuando sopla el viento en Galicia, no lleva solo el sonido del aire en su camino, sino también el sabor del tiempo y el rastro de las leyendas". Palabra de María Oruña, que empezó a escribir El bosque de los cuatro vientos "con un objetivo claro: captar el perfume suave de mi tierra, la esencia de sus contrastes: el frío y la dureza, la calidez y el abrigo; las miradas desconfiadas, los gestos nobles. El musgo y el agua, la piedra y la historia". La leyenda de los nueve anillos la había cautivado años ha: nueve obispos, entre los siglos X y XI, "habían ido a esperar la muerte al antiguo monasterio de Santo Estevo, en Ourense. Cuando fallecieron, sus anillos episcopales fueron recogidos en una cajita de plata, que decían que obraba milagros. Sanaba a los enfermos, curaba a los tullidos y devolvía la vista a los ciegos. Los peregrinos hacían largos caminos para venerar aquellas reliquias. El último registro escrito que constaba de la existencia de los anillos era del siglo XVII, pero desde entonces nadie había vuelto a hablar de ellos. Dos incendios en el monasterio y la posterior exclaustración en 1835 habían hecho el trabajo de eliminar cualquier archivo de la biblioteca monacal, por lo que aquella historia se había quedado en el aire, en suspenso".

Pero... "Por fortuna, aunque el pergamino se destruye, la piedra perdura. Enormes blasones de piedra con nueve mitras, repartidos entre el monasterio y muchas de sus posesiones, recordaban que había una verdad tras la leyenda. ¿Cómo había sido posible que aquellos objetos, que tantos peregrinos habían atraído, se hubiesen evaporado sin más? Fue laborioso desandar el camino del tiempo e investigar el mito, que resultó ser completamente real. Archivos centenarios, centros de restauración, antiguos documentos y mundos ocultos bajo toneladas de hiedra y de olvido. El camino de investigación que sigue el personaje de Jon Bécquer es muy similar al que caminé yo misma al documentar la novela". Construirla también llevó su tiempo: "Viajar al siglo XIX requirió pericia: por las costumbres, por el lenguaje y por las expectativas de la época. Marina, la protagonista de esta etapa, debía adecuarse a su tiempo; en ningún caso podía trasladar a una mujer con las convicciones del siglo XXI al año 1830. Y, aún con su mansedumbre, Marina se dibuja como una heroína; no de esas que logran grandes cosas sino de las que abren el camino para que las demás alcancen esos logros. Su época suponía una riqueza ambiental extraordinaria; por el cambio de roles sociales con la progresiva caída del Antiguo Régimen y la llegada de la Ilustración, por la caída de la Iglesia y el cambio de dominio de sus territorios? Años de incertidumbre y de vientos agitados, que cada uno de los personajes debería decidir cómo enfrentar. El viejo bosque del monasterio nos recordará que cuando soplen los cuatro vientos, en el punto más alto de la colina, será cuando sepamos de nuestra verdadera insignificancia, y que solo entonces encontraremos el camino hacia la humildad".

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