Giovanni "Gianni" Rodari nació en Italia un 23 de octubre, como el de mañana pero hace cien años. Fue un maestro de la fantasía crítica, reorientó el papel de la lectura en la enseñanza y dejó pautas para que ese proceso no cercenara a los nuevos lectores.
Rodari vino al mundo en 1920 en el seno de una familia humilde y, acorde con ello, tuvo una infancia marcada por la penuria económica. Maestro, narrador, colaborador de prensa y radio, autor clásico de la Literatura Infantil y Juvenil, Premio Hans C. Andersen en 1970 -el Nobel de un género nunca menor-, fue miembro del Partido Comunista Italiano. El Vaticano lo excomulgó por considerarlo culpable de adoctrinamiento de la infancia.
Rodari acuñó el concepto de "fantasía crítica" en defensa de lo que consideraba una vía para acercarse a la realidad. "Mediante la fantasía puede entrarse en el corazón de lo real tan a fondo como mediante la ciencia", sostenía. La crítica social que plantea la hace con ironía amable, sin acritud, punzando al lector, intentando conmover su sensibilidad más que herir su susceptibilidad.
Utilizaba un lenguaje repleto de juegos de palabras y hallazgos expresivos, con técnicas surrealistas e intenciones lúdico-didácticas, combinando hábilmente prosa y verso. Fue, por encima de todo, un renovador de la didáctica de la escritura y la lectura. "La escuela tradicional siempre se ha concentrado en dos cualidades de fondo: la atención y la memoria. Hoy habría que analizar otras funciones de la mente y de la personalidad infantil: la creatividad y la imaginación", defendía.
Todas sus innovaciones pedagógicas relacionadas con la lectura y la escritura y sus experiencias didácticas se encuentran en dos libros de lectura imprescindible para los docentes: Gramática de la fantasía (Introducción al arte de contar historias) y La escuela de fantasía (Reflexiones sobre educación para profesores, padres y niños), donde se incluye el artículo "Nueve formas de enseñar a los niños a odiar la Literatura", que sin duda sigue aún muy vigente. Sus libros están ya catalogados como clásicos. Es el caso de Cuentos para jugar (Loqueleo ) o Cuentos por teléfono (Juventud, 2020 ), sin olvidarse de sus rimas, adaptadas a una narración oral. Rodari falleció el 14 de abril de 1980.
