Ha sido un año muy difícil para todos. Pero al final hemos llevado la nave a buen puerto. Como entrenador del Avilés, al que considero mi casa junto al Praviano, quiero aprovechar estas líneas para agradecer a todos los que confiaron en nosotros.

En primer lugar a José María Tejero por confiar en mí. También a Alain Menéndez, el director deportivo, por su implicación diaria. Desde luego no me puedo olvidar de la plantilla. Hemos estado juntos siempre. Logramos el objetivo, que era quedar fuera de los puestos de descenso. Al final del año se vio nuestra mejor versión. Sigo manteniendo, que en otras circunstancias más favorables, este equipo habría luchado por cotas mayores.

No me puedo olvidar tampoco de las personas que forman la escuela del Real Avilés. Nos dejaron jugadores cuando más lo necesitábamos y lo dieron todo. Por supuesto, a mis compañeros del cuerpo técnico, Manolo Fernández y Olmo, que son dos profesionales como la copa de un pino. Me despido porque necesito ver fútbol y descansar, pero consciente de que si hay un buen proyecto deportivo, veremos un Suárez Puerta lleno.