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Antonio Rico

El balón global

Antonio Rico

Centauros, círculos, Aretha Franklin y la señora de al lado

La eliminación de Brasil y el riesgo de algunos futbolistas, como Neymar, de llamar mucho la atención fuera del campo

La selección de fútbol de Brasil es una idea más bien romántica construida a golpe de mitos que la mayoría de los futboleros no ha visto nunca. Paul Veyne se preguntaba, en una de sus fascinantes obras, si creían los griegos en sus mitos. ¿Creen los futboleros en sus mitos de la misma manera en que los griegos creían en los centauros o en Prometeo? En otro momento reflexionaremos sobre esta cuestión. Ahora, en pleno Mundial de Rusia, lo importante (o quizás lo urgente) es entender cómo es posible que una selección tan poco mítica como la de Bélgica se haya llevado por delante a la más mítica de las selecciones, al centauro del desierto del fútbol, al Prometeo desencadenado del balompié. A Brasil. Nada más y nada menos. Brasil.

Si usted no vio el partido Brasil-Bélgica es probable que le cueste entender esa historia de centauros y hombres, de titanes y humanos. ¿La selección de Bélgica está clasificada para la semifinal de un Mundial? ¿Neymar, Coutinho y compañía ya están de vacaciones? ¿Cómo es posible? Es posible porque, en la primera parte del partido, De Bruyne, Hazard y Lukaku pusieron patas arriba el orden establecido por la mitología futbolística. La idea de Brasil no pudo con el contraataque de tres futbolistas magníficos, inspirados, convencidos de lo que hacían y que consiguieron que Brasil dejara de hacer lo que sabe hacer. La idea de círculo no es redonda, decía el filósofo Baruch de Spinoza. O, dicho a la manera de Althusser, el concepto de perro no ladra. Bélgica demostró que la idea de Brasil no es redonda, ni ladra. Podemos dar de comer a un perro, pero no a la idea de perro, es decir, a aquello que hace que el perro sea un perro. La idea de la selección de Brasil se encontró con un equipo formidable, ordenado, seguro, bien construido y afilado arriba con tres futbolistas que están muy por encima de su fama. Nos hemos acostumbrado a dar de comer al círculo formado alrededor de Neymar, pero quien ladra y se limita a hacer partidos redondos es la selección de un país que, al menos para algunos aficionados, es al fútbol lo que la poesía lírica para John Wayne o es ascetismo cartujo para Alaska y Mario. ¿Puede ganar Bélgica el Mundial de Rusia? Lo seguro es que Brasil no será campeón.

Neymar y Hazard. Ahora es fácil decir que un equipo de fútbol necesita un Hazard, pero para un conjunto de jugadores es imprescindible un Neymar. Si se trata de ganar un Mundial, póngame un kilo de Hazard, por favor. Si tengo que ganar un partido, envuélvame a Neymar. El gran futbolista brasileño no pudo ganar un partido decisivo porque es imposible que gane él solo un Mundial. Demasiados focos sobre un futbolista no es algo necesariamente malo. Lo que hacen esos focos cuando el futbolista no está en el terreno de juego, sí lo es. La cantante estadounidense Aretha Franklin se sentía la señora de al lado cuando no estaba en el escenario. Hay que ser muy grande para decir eso y estar convencido de lo que se dice. Neymar, Cristiano Ronaldo (y Griezmann, como se deje llevar por lo que le rodea) y algunos más no han entendido todavía que, cuando no están en el escenario, no son más que la señora de al lado. Es más, Neymar, en especial Neymar, no comprende que incluso en el escenario a veces hay que ser la señora del al lado. Eso es precisamente lo que han entendido futbolistas como Hazard, Lukaku o De Bruyne. Los tres son Aretha Franklin, pero juegan al fútbol con su selección como si fueran la señora de al lado.

A Bélgica le espera una selección francesa a medio camino entre los centauros y los hombres, entre Aretha Franklin y la señora de al lado. Creo que Francia es favorita para pasar a la final de Moscú. Pero estoy convencido de que, en el fondo, Aretha Franklin siempre era Aretha Franklin. ¿Aretha contra Franklin? Fútbol.

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