Seis jornadas después, el Sporting suscita más incógnitas que certezas. Las preguntas no encuentran respuestas, más allá de las meras evidencias. Las razones no son fáciles de explicar de forma dialéctica. El raciocinio se enmaraña y amortigua en factores como el tiempo. Quizá aún sea pronto para juzgar. Queda mucho por delante. Mucha ilusión y mucha esperanza para tirarla por la borda en la primera marejada. El corazón, que no se detiene en razones, pide prudencia. Aunque lo visto hasta ahora no genera buenas sensaciones.

¿Qué le pasa al Sporting? Si alguien lo sabe, no lo cuenta. ¿Esta plantilla es mejor que la del año pasado? Sobre el papel sí, aparentemente tiene jugadores de calidad, dos por puesto con su fondo de armario en el filial. ¿Por qué no es capaz de demostrar su pretendida valía? Es difícil determinarlo cuando no se ha podido valorar su potencial. Por ahora, el Sporting no juega a nada.

Hasta ahora se ha comprobado que el Sporting defiende hasta ahogarse en su inutilidad para hacer algo más. El sábado volvió a no tirar a puerta. Trenzó alguna jugada. En la primera parte intentó atacar de forma esporádica, sin que la pelota pasase por el centro del campo. El recurso más utilizado fue el balón largo, la jugada directa. El portero de Osasuna, como el del Deportivo hace quince días, quedó inédito.

La segunda parte fue otro despropósito rojiblanco. A Osasuna, que hasta este partido tenía 4 puntos y un sinfín de incógnitas, sólo le hizo falta intentar salir a por el partido para provocar al Sporting un vendaval de dudas. Sin juego y sin ataque, le restaba defenderse en el naufragio hasta el ahogamiento. Fue con un gol de despecho del jugador al que no se rescató. Los navarros desearán que Rubén García les dé más tardes de gloria como la del sábado. Ya se verá... Él se fabricó la falta, él metió el golazo. Y lo celebró mostrando con los pulgares su nombre en la camiseta. Aquí estoy yo, por el que no apostasteis. Pelillos a la mar, suele pasar que tus ex te salgan rana, aunque no con tanto entusiasmo. Puro despecho.

¿Por qué si hay más calidad no se ve en el campo? Ya se ha comentado que el sistema es demasiado defensivo. ¿Son malos los jugadores? No se les puede juzgar, porque aún no se les ha visto jugar en sus buenas versiones. ¿Está Lod fuera de sitio? Su rendimiento mejora de segundo atacante, pero el equipo se quedaría sin banda izquierda. ¿Es Uros Djurdjevic un mal delantero? No lo sabemos, porque no hubo un partido en el que haya tenido oportunidad de disponer de ocasiones de gol, para fallarlas o meterlas, con las que juzgarle. ¿Sousa puede liderar el equipo? Si puede no lo hemos comprobado aún. ¿Aportará algo el desconocido Blackman? Cuando deje de ser desconocido se podrá saber.

Este Sporting sigue siendo una nebulosa. Bien porque a estas alturas continué en construcción, o porque todavía no tenga un patrón de juego definido, o porque en el libreto del entrenador no se haya pasado de la parte de defender y queden pendientes las lecciones de crear juego y atacar, o se necesite más tiempo a estas alturas para acoplar lo que ya debería estar engranado y engrasado. La realidad, al sexto partido de temporada, es dura de asimilar. Este Sporting no funciona. Y está construido para competir y subir.

Dicen sus aficionados que el Atlético de Madrid dispone este año de la mejor plantilla de su historia, por su gran calidad; pero ya empiezan a cuestionar si su entrenador está capacitado para dirigir tanta fineza...

Que no nos pase lo mismo. Aún queda mucho, es prematuro, habrá que esperar sin zozobrar en esta marejada de dudas.