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Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

Los ecos de Madrid

El cabreo de la afición tras el infausto partido en el Metropolitano

Lo único bueno de presenciar un partido en un estadio casi vacío, con frío y un lunes por la noche es que los gritos del personal suenan atronadores por el eco. Por eso, el "¡Pipo, vete ya!" retumbó en el Wanda Metropolitano como una tormenta. Aunque más rotundo aún, casi como la voz que escuchó Moisés al recibir los diez mandamientos, emergió el "¡directiva, dimisión!", ese cántico perenne que acompaña por igual la celebración de un ascenso y el llanto del desengaño desde hace mucho, y que algunos entonan o dejan de entonar en función de sabe Dios qué. No es cuestión aquí de hacer demagogia, sino de dar fe de lo que chilló la hinchada en Madrid.

Quizás las gentes rojiblancas estén cansadas de ver cómo se rehace la plantilla cada verano sin criterio aparente. Quizás no entiendan por qué se han pagado dos millones y medio de euros por un delantero que aún no ha marcado. O, simplemente, muchos de los 2.000 sportinguistas que dieron color en la antigua Peineta estaban calientes porque entraron media hora tarde al campo debido a que tan sólo había una taquilla abierta a las ocho menos diez (siguen a la espera de una queja oficial por parte del club). El caso es que hubo voces. Bastantes.

Toca hablar hoy de esto porque es mejor no hacerlo del partido. El día que merezca la pena, se hará. La colonia asturiana en la capital se fue a casa con cara de circunstancias, y los viajeros regresaron con 200 euros menos y un buen cabreo. Confiemos en que el infausto 8 de octubre haya sido un mal sueño. Por el bien de todos.

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