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Antonio Lorca

La sonrisa congelada

La lesión de Fran Cárdenas sume en la tristeza a la familia del Oviedo Club Baloncesto

Es difícil ir más allá del lugar común, del "que vuelvas más fuerte" o "te esperamos pronto en la cancha" cuando te enteras de que Fran Cárdenas ha vuelto a romperse el cruzado, esta vez de su rodilla izquierda. A todos los presentes se nos heló la sonrisa cuando el sábado vimos al base de Huelva retorcerse de dolor y, sobre todo, de desesperación durante el partido que el Oviedo Club Baloncesto disputó en Vitoria frente al Araberri. Nada importaba ya lo que sucediera a continuación, si el Oviedo ganaba o perdía (terminó cayendo por 74-72) era una anécdota intrascendente. Lo único que deseábamos era que los peores presagios no se cumplieran, que la misma lesión no te volviera a cortar las alas, que la pesadilla no se repitiera para alguien que ha peleado tan duro por recuperarse de una de las peores dolencias que puede sufrir un deportista. Un deseo vano ante la cruel realidad, ante las frías pruebas médicas que dicen que la otra rodilla, la izquierda, es la que tiene ahora roto el ligamento cruzado anterior y que, por si fuera poco, los meniscos también están afectados. Otra temporada que se acaba antes de tiempo para un jugador que, entre sus muchos méritos, tiene el de haber extendido la pasión por el baloncesto en Oviedo.

Ahora que te inunda el desconsuelo y la tristeza es el momento de decirte lo que representas para el club al que perteneces y para la afición que te aplaude cada partido, también cuando no estás.

Es difícil pensar en un crecimiento como el que ha tenido el baloncesto en Oviedo durante la última década sin la chispa que tú ayudaste a encender, sin la alegría y la emoción que provocaste en los aficionados y que les engancharon para siempre al polideportivo de Pumarín. Llegaste con el equipo en LEB Plata, con tu compadre Víctor Pérez. Y la liasteis, vaya que si la liasteis. Ascendisteis a la LEB Oro y una vez allí la seguisteis liando. Hoy viene a Pumarín el TAU Castelló y con ellos Juan García. Buen momento para recordar esos alley-oop que servías al hispano-dominicano. ¡Qué bien nos lo hicisteis pasar! Y qué bien lo volveremos a pasar contigo cuando regreses. Porque tienes que volver, porque en Pumarín te esperan con los brazos abiertos siempre, porque los de la peña "El Fortín" y el resto de la grada te van a dar hoy un aplauso tan grande que no te va a quedar otro remedio que volver a hacer lo que siempre has hecho: pelear para derribar a todos los gigantes que se te ponen por delante.

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