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Dos en la carrera / Kilómetro 15

Del todo en el pozo

Sporting y Oviedo decepcionan por su ineficacia ante unos rivales que dejan en evidencia su juego

Las vísperas del "derby", o como quiera llamarse, no han podido ser peores para los dos representantes asturianos en el fútbol profesional. Ambos perdieron sus partidos, con lo que se afianzan, dudoso honor, en los fondos de la clasificación, después de ser superados por unos rivales que, además de ganarles merecidamente, les dieron una soberana lección de juego. Al final del kilómetro 15 de la maratón de Segunda, Sporting y Oviedo corren, por este orden, en la cola de un pelotón que se estira y cuya cabeza ven alejarse más en cada jornada. Sus rivales del sábado, Numancia y Huesca, les mostraron cómo hay que comportarse para correr en cabeza.

EL SPORTING REABRE LAS DUDAS

Consecuente con la que viene siendo su línea en esta temporada, el Sporting fue incapaz de enlazar dos victorias consecutivas en El Molinón, de donde ya ha dejado escapar doce puntos. Así, tras la efímera euforia por la goleada al Zaragoza, llegó ante el Numancia una decepción que reactiva todas las dudas que se habían ido acumulando sobre un equipo que no da satisfacciones a los suyos ni por su eficacia, ni por su estilo ni por su actitud. Los valientes seguidores rojiblancos que, a despecho del temporal, acudieron a El Molinón pudieron ponerse a cubierto de la lluvia bajo las viseras del estadio, pero su equipo les dejó a la intemperie ante la decepción que les cayó encima.

E Pudo ser peor. Y eso que el resultado fue clemente con el Sporting, porque el Numancia tuvo ocasiones tan claras como abundantes como para aumentar las dimensiones de su victoria hasta los límites del escarnio. Si desde el principio del partido el equipo soriano se movió con criterio y desplegó un buen fútbol, con apoyos cortos y creación de espacios, en el segundo tiempo aprovechó la ansiedad del Sporting para buscarle con acierto la espalda. Así creó hasta tres oportunidades clarísimas, en las que, tras romper la última línea defensiva del Sporting, no acertó en la culminación. Nacho, en el minuto 62, Moha en el 67 e Higinio en el 74 se plantaron solos ante Mariño y en las tres ocasiones tiraron fuera. El Numancia pudo ser un nuevo Alcorcón, si, como los madrileños, hubiera acertado de cara a la portería. Pero el signo del resultado fue el mismo.

E Solo una ocasión. A cambio, el Sporting solo fue capaz de crear una verdadera ocasión en todo el partido. Fue en el minuto 51, cuando Álvaro Vázquez llegó en las mejores condiciones, solo y por el medio, a un buen centro de Manu García. Pero cabeceó alto. Dani Barrio, el portero numantino, que es gijonés (y exsportinguista y exoviedista), no tuvo trabajo comprometido, salvo en un tiro de Cristian Salvador en el primer tiempo, fuerte, pero centrado. Sus defensas le protegieron con eficacia en los nueve saques de esquina que forzó el Sporting, lo más que consiguieron los rojiblancos en sus aproximaciones.

E No funciona. Lo evidente, como bien refleja la clasificación, es que, con excepciones notables, aunque escasas -ante el Albacete, el Almería y el Zaragoza-, el Sporting no funciona en El Molinón, como tampoco lo hace, menos aún, fuera de casa. Su sistema de juego puede parecer eficaz cuando encuentra en Manu García el catalizador capaz de activarlo y hasta de transfigurarlo o si el siempre atrevido Aitor García acierta en alguna de sus arriesgadas apuestas de cara a la portería, pero, por lo general, no ocurre así. El equipo está perdiendo consistencia defensiva. Sin Babin, desde luego, aunque no hay que olvidar que el de Martinica jugó contra el Alcorcón. El centro del campo, donde Javi Fuego hasta el momento está aportando mucho menos de lo que se esperaba, no le confiere equilibrio. Y la delantera muestra una pobreza de recursos a la altura del juego que le llega. La prueba de Álvaro Vázquez resultó tan infructuosa como la presencia habitual de Djurdjevic. Un solo delantero, disputando balones largos, en general difíciles, cuando no imposibles, poco puede hacer si no encuentra apoyos próximos. Y el Sporting sigue llegando con muy poca gente al área contraria. Un ejemplo pudo verse cuando Unai Medina, que a estas alturas es, como defensor y como atacante, uno de los que se salvan, lanzó un centro al área y solo estaban en ella Álvaro y Djurdjevic, que había sustituido al desdibujado Isma Cerro. El resto de sus compañeros estaba lejos. Y era el minuto 88, cuando supuestamente el Sporting debería estar volcado sobre el área rival.

E ¿Hay alternativa? Como es evidente que el sistema de juego no funciona, la pregunta inevitable es si hay alternativas. La respuesta pasa, evidentemente, por el entrenador. José Alberto López vuelve a encontrarse ante el apremio de encontrar soluciones a corto plazo. Él sabe sin duda, porque el fútbol está montado así, que, si no las encuentra pronto, las buscarán por él.

El oviedo se quedó corto

El Alcoraz se convirtió para el Oviedo en una especie de montaña rusa, con momentos en que se asomó al desastre y otros en los que se acercó a la esperanza para acabar en un desenlace poco feliz. Todo ello, a velocidad de vértigo, la que impuso el Huesca, que, por lo visto en este partido, es uno de los equipos de Segunda que practican un juego más atractivo, que en su propio campo se convierte, además en eficaz, a tenor de los resultados. Ante este difícil rival el Oviedo se quedó evidentemente corto.

E Al principio, avasallados. El Huesca, entrenado por Míchel, ex del Rayo Vallecano, es un equipo que arriesga. Juega el balón desde la propia portería, no rehúye, sino todo lo contrario, la jugada individual como recurso, mueve el balón con tanta velocidad como precisión, tanto en corto como en largo, y busca con precisión la portería contraria. En los primeros minutos del partido el Oviedo dio la impresión de que tenía un antídoto contra esa forma de jugar. Pero todo se vino abajo en una jugada, un balón larguísimo a media altura del central Pulido que encontró un agujero por el que se coló Raba para sortear con calidad a Champagne y marcar a puerta vacía. Si entonces la defensa del Oviedo, en la que Arribas reaparecía como titular, pareció permeable, mucho más endeble se mostró poco después cuando Cristo se filtró entre nada menos que cuatro defensores oviedistas, que además estaban muy juntos, para plantarse ante Champagne, cuyo rechace aprovechó Mikel Rico para mandar el balón a la red. El Oviedo estaba sonado. Pudo quedar definitivamente noqueado en el minuto 25 si Champagne no hubiera salido con tanta decisión como acierto ante Juan Carlos, que se había colado, una vez más por el centro, para aprovechar un gran pase de Raba.

E Borja levantó al equipo. Fue después de esa ocasión cuando al fin el Oviedo encontró una solución a lo que llevaba camino de convertirse en desastre. La aportó Borja Sánchez, que se atrevió a retar al rival con varias jugadas individuales, todas ellas resueltas con tanta calidad como poderío. Esas acciones tuvieron la virtud de insuflar confianza a los oviedistas en la medida que imponían al Huesca un respeto hacia el rival que no había tenido hasta entonces. Y cuando en un córner muy bien lanzado por el propio Borja, Lolo devolvió el balón desde el segundo palo para que Christian lo cabeceara a su vez, colocándolo junto al poste, el partido cambió. Pudo hacerlo más todavía si en el minuto 42 el joven portero del Huesca, Álvaro Fernández, no hubiera respondido con una parada imponente al cabezazo, tan cercano como fuerte, con que, de nuevo Christian, había culminado una buena jugada que Sangalli y Nieto habían enhebrado por la banda derecha.

E Con VAR y sin VAR. Pero tras el descanso se vio que el partido no estaba tan abierto como parecía indicar el resultado. El Huesca recuperó el control y volvió a crear peligro. A Okazaki se le escapó alto un cabezazo a boca de puerta. Ferreiro, cuya entrada revitalizó el ataque oscense, puso a prueba a Champagne, que respondió con un gran desvío. El VAR dio la razón al árbitro cuando anuló un gol al Huesca por empujón previo a Christian. Y se la quitó cuando Milla Alvendiz dio por bueno un tanto de Okazaki y los analistas vieron una infracción previa de Juan Carlos, que no habría consistido en hacerle la cama a Carlos Hernández al comienzo de la jugada, como hubiera parecido al principio, sino porque antes de ese lance el oscense había incurrido por centímetros en un fuera de juego. El Oviedo seguía vivo, más en teoría que en la práctica, por su incapacidad para crear ocasiones de gol. Y el Huesca acabó matando el partido en el minuto 86, cuando Mikel Rico se adelantó a Arribas para meter la puntera y desviar un centro-tiro de Ferreiro. El centrocampista Rico, ex del Athletic de Bilbao, que había cumplido 35 años esa semana, celebró el cumpleaños marcando dos goles, con los que demostró que es capaz, como exige el fútbol actual, de estar presente no solo en su ancha parcela, sino también en las dos áreas.

E Un Oviedo limitado. El resultado se ajustó a lo que era previsible a tenor de los resultados previos de los dos equipos, ya que el Huesca se está mostrando muy fuerte en su campo, mientras el Oviedo es un visitante poco eficaz. A estas alturas -o profundidades, si nos atenemos a la clasificación- el Oviedo está obligado a romper moldes. En Huesca no lo consiguió. No estuvo acertado en defensa, penó mucho ante la capacidad de maniobra de los rivales y le faltó profundidad en ataque, aunque lo suplió en parte con la irrupción como atacante ocasional de Christian, autor de sus tres remates más peligrosos; el tercero, al comienzo del segundo tiempo. Lo mejor fue la confirmación del crecimiento de Borja Sánchez. El equipo lo necesitará para afrontar una recuperación que, tras el retorno a los puestos de descenso, vuelve a presentarse como especialmente urgente para el Oviedo.

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