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De cabeza

Los eufemismos

Sobre el momento actual del Oviedo y los constantes rumores alrededor del equipo azul

No sé si es una excepción o es un síntoma, pero con respecto al Oviedo, cada vez resulta más difícil hablar estrictamente de fútbol, de todo aquello que está vinculado a un balón que rueda. La onda expansiva que se desata antes de los noventa minutos reglamentarios y después de estos mismos debería ser más que suficiente. Da la impresión de que esos noventa minutos no son más que una anécdota. Aunque casera, si hiciese una estadística de los sucesos que le afectan al Oviedo, descubriría a un equipo sometido por lo accesorio y alejado de lo importante. Sin ir más lejos, ustedes ya lo saben, en el partido contra el Girona, no se pudo contar con Rodri, el nuevo fichaje, porque la Liga exige al club azul, a propósito de su nuevo patrocinador, "un plan de activación del patrocinio". Ojo con la rimbombante expresión. Vivimos de eufemismos, de disimular verdaderas intenciones, de llenar un paquete pomposamente envuelto con recortes de periódico.

En Montilivi, el Oviedo reaccionó contra las adversidades a través del juego y, esto, que debería ser lo habitual, se ha convertido en noticia. Creo no caer en la indulgencia si digo que, ahora mismo, la clasificación no le hace justicia. Si se analiza detenidamente alguno de los últimos partidos se comprobará que eso llamado fútbol quedó condicionado por demasiadas cuestiones que no se controlan desde la posesión o la disputa de una pelota. Y si soy sincero conmigo mismo, habré de reconocer que yo también acabo de recurrir a un eufemismo. Por no decir abiertamente lo que pienso, por no caer en tópicos o por no parecer un quejica. Un eufemismo en forma de analgésico, vamos.

A veces creo que sería mejor apelar al minimalismo. Por ejemplo: Girona / Real Oviedo: un penalti sin pitar y dos buenos goles. Punto. No añadir más. Desde el domingo y hasta el momento en que me puse a escribir esta columna, los rumores zumban incansables. No siempre lleva agua el río que suena. Hay simuladores de realidad, opiniones que pasan por hechos. Yo recuerdo perfectamente cómo era el fútbol en los años setenta, y aunque le sobraba virilidad y espíritu castrense, dependía de una gramática muy elemental. No hay más que escuchar a quienes fueron sus protagonistas. Llegará el día en que nos cueste localizar al fútbol entre tantas apariencias y ruidos mediáticos y digitales. Reduciendo el asunto a lo esencial nos quedaríamos con que Tejera recordó por momentos al Tejera que conocimos; que, hoy por hoy, la pareja de centrales Carlos / Bolaño es la mejor posible; que, aun sin ritmo, necesitamos a Berjón en el campo o que Luismi tiene un sentido del orden que nos vendrá muy bien. Ya sé que todo esto y mucho más lo han contado mejor mis compañeros de estas páginas. Pero es necesario recordarlo, urgente rescatar al fútbol del Fútbol. Es el momento de escoger, de tomar partido a pesar de parecer unos ingenuos. No puede ser que el dinero sea la medida de todo. Lo dijo Ernesto Valverde antes del partido de Supercopa del Barça contra el Atleti: estamos aquí (refiriéndose a Arabia Saudí) porque el fútbol se ha convertido sólo en un negocio.

Tenía la suerte de conocer desde antes la historia de Unionistas de Salamanca, ahora que han jugado contra el Real Madrid, su ejemplar historia ya la conoce todo el mundo. Viendo el rumbo que toma todo prefiero una realidad como la de Unionistas.

El diccionario de la RAE define "eufemismo" como "manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura y malsonante".

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