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FIEBRE EN LAS GRADAS

Tiempos raros

El fútbol sin público en un comienzo prometedor casi sin fichajes y un Djuka goleador en el Sporting

El pasado viernes Blanca Portillo junto a un maravilloso elenco de actrices y actores se subió a las tablas del Teatro Jovellanos para representar la adaptación de la obra de Virginia Woolf, "Mrs. Dalloway". Un Teatro ya sin plásticos en las butacas y con aforo ampliado hasta la mitad. En un momento de la función la actriz que representa el papel de la hija de Clarissa Dalloway interpreta un número musical en el que solicita las palmas del público asistente. Público que tarda en reaccionar porque todo se hace raro en estos tiempos raros que nos están tocando vivir. La extraña normalidad en la que vivimos nos hace ser un poco más recelosos y cautos en las cosas que podemos o no hacer. Tiene que ser extraño para los actores y actrices contemplar a un público oculto tras una mascarilla que le hace perder reflejos para saber interactuar en los momentos en que la función lo requería.

Tiene que ser extraño también para los jugadores "actuar" sin público en las gradas, aunque ya se hayan disputado varios partidos. Vivíamos anclados en unas cuantas certezas futboleras, y una de ellas nos decía que el Sporting, como otros equipos, tenía en su afición al jugador número 12, y nos decían eso de la fuerza de El Molinón para solventar momentos complicados. El Real Madrid renunció a jugar en el Santiago Bernabeu del miedo escénico y buscó acomodo en Valdedebas tras la reanudación del campeonato anterior y aseguró el título liguero. Si damos por buena la certeza del valor diferencial del público y el estadio, nuestro centenario Sporting partía en esta liga sin esa bola extra, sin ese comodín que quizá le sirvió para no descender nunca más debajo de los templados infiernos de la Segunda División. Y sin embargo el inicio de esta temporada sin público en las gradas lo ha solventado con sendos triunfos en el Templo y, contra el Girona, pasando momentos complicados cuando le tocó jugar con diez. Quizás, con afición en las gradas, las crónicas de ese partido hablarían de cómo el público consiguió mantener entero al equipo y darle un extra de fuerza para resistir los momentos duros, y los jugadores en las entrevistas de después del partido hablarían de lo arropados que se habían sentido y que gracias al aliento de la afición habían conseguido aguantar y lanzarse a por la victoria cuando las fuerzas ya se habían igualado. El mundo del fútbol lleva años instalado en la certeza de que en los periodos en los que se permite fichar, los movimientos en los clubes tienen que ser constantes, y un verano ya no lo es tanto si los secretarios técnicos de turno no hacen que 15 o 20 jugadores entren y salgan de su club. Y sin embargo, un verano sin apenas movimientos y con apuesta entre decidida y obligada por la cantera dan como resultado un equipo sólido, bien armado, con las ideas claras e instalado en lo más alto de la provisional efímera tabla de clasificación. Nuestro delantero centro, Djuka, se pasó dos años en Gijón con semblante hosco y saliendo al campo como si éste fuera uno de batalla y no uno de juego. Porfiaba, incordiaba, se peleaba con rivales, discutía acciones arbitrales y muchas veces toda esa energía le impedía estar donde debía, cuando debía. Y sin embargo, desde la llegada del nuevo entrenador parece que sus ánimos se han atemperado, que ha bajado las revoluciones con las que salía al campo y tres goles como tres soles adornan su casillero y está en lo alto de la también provisional y efímera tabla de goleadores, y cuentan algunas crónicas que cierto día alguien incluso le vio algo parecido a una sonrisa en su cara.

"Desde que el mundo es mundo, vivir y morir vienen siendo la cara y la cruz de la misma moneda echada al aire, pero si sale cara es todavía más absurdo. Para mí, si quieren que les diga la verdad, lo raro es vivir", comenta uno de los personajes del libro de Carmen Martín Gaite. Y con la certeza de que lo raro es vivir, ya no nos parecerá tan extraño un teatro con público embozado, o un Molinón sin espectadores, o un verano sin aeropuertos llenos de jugadores y sus familias buscando nuevos destinos, o un delantero que meta goles.

De momento lo raro, lo que es verdaderamente raro es ver la provisional y efímera tabla clasificatoria. Y que dure.

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