Hace unos meses fui a un funeral a la iglesia de San Nicolás de Bari en El Coto, iglesia que tiene por párroco al exmisionero y capellán del Sporting, y buen amigo, el cura Fueyo. Recuerdo que era la primera vez que entraba en ese modesto y luminoso templo y recuerdo asimismo que salvo al hijo del finado y a un par de contertulios de los sábados y domingos de "sidra y rosas" en El Roble y en El Fugitivo, no conocía a nadie más.
Tras la breve ceremonia fui a saludar a mi amigo Andresín y al ver a una señora mayor a la que con mimo tutelaba, me presenté: "Mire, yo soy Alfonso el yerno de Arturo Vila y con su marido tengo tomado muchos culinos". Tras estamparme dos besos me contestó: "Me hablaba mucho de usted y ¿sabe? hoy todavía tomó un culín...". Dado que el funeral era de cuerpo presente (allá cada cual, pero a mí me parecen contra natura) intuí que la octogenaria viuda estaba senil... pero, coño, no era así pues resulta que por expreso deseo del yacente en su caja, amén de una camiseta de su equipo del alma con el nombre de Cristiano Ronaldo, le pusieron un vaso extrafino y dos botellines de sidra de buen palu.
