Acabo de enterarme del fallecimiento de Don Herminio, buena persona, buen sacerdote y magnifico profesor. Tuve la suerte de conocerlo como profesor en el colegio del Santo Ángel, donde me inició en el estudio de la Filosofía. Era de los profesores que enseñaban a pensar, a hacerse preguntas, a buscar respuestas. Y desde entonces me apasionó la Filosofía, que es, según decía, "las Matemáticas de las letras ".
Persona afable, pero con carácter, no dejaba indiferentes a sus alumnos. A mí, desde luego, me enseñó muchas cosas. Era un avanzado de su tiempo, una persona inteligente y creíble que ha dejado un testimonio imborrable en muchas generaciones de alumnos.
Don Herminio formará parte de mis recuerdos porque dedicó a una generación como la mía su tiempo y todo su esfuerzo, provocándonos muchas veces, para conseguir que tuviéramos una cierta rebeldía intelectual. Rotundo, generoso, simpático. No es nada fácil definir a las personas geniales, y sin duda él lo era.
Descanse en paz.
