Estamos obviando factores del ADN del deporte grupista, lo que está produciendo una catarsis en el club. Uno provocado por lobbys que se aprovechan para intentar medrar en la sociedad gijonesa, consentido por el desconocimiento de que cuando los fundadores abandonaron el C.A.H., fue con la condición de no entrar en actividades ya ocupados por la sociedad civil gijonesa. "El Real Grupo se organiza en secciones, a cuyo frente puede la junta directiva designar y remover a la persona o personas que velen por su buen funcionamiento". Estos principios fundamentales del espíritu grupista son suficientes para producir un cambio en el deporte del club.
Una obligación de todo leal mandatario es conocer, respetar y guiar todas sus actuaciones bajo el prisma de los estatutos y principios. El Real Grupo de Cultura Covadonga nació para realizar un deporte de calidad, que condujese a los más dotados a la competición y al resto, a un deporte de mantenimiento con los mejores medios y profesionales a su servicio.
Los contratos de los técnicos deportivos tienen que ser contratos de obra. Y es la junta directiva, junto con los responsables encargados de las secciones deportivas, los que pueden cesar a aquellos técnicos que no demuestren su valía, ni estén al nivel que la sociedad grupista demanda. Uno de los principios fundamentales en los que se sustentan los éxitos en los clubes deportivos es ser capaz de convertir las horas extraordinarias en horas ordinarias.
Hablar de trabajo parece irrisorio, cuando son los técnicos los que deciden el sino de las categorías deportivas mantenidas o alcanzadas en buena lid por nuestros deportistas, parapetándose en la opinión ¿de éstos? ¿Cómo se dilapida un patrimonio deportivo propiedad de todos los socios del club, conseguido por nuestros deportistas, los veteranos y los actuales? ¿Qué motivación van a transmitir a nuestros jóvenes deportistas?
Produce vergüenza ajena ver a técnicos de la casa subiendo al pulpito de nuestra asamblea, a pedir a sus compañeros y familiares que apoyen las políticas económicas de la junta directiva en vez de mantener una posición neutral.
¿Y quiénes son esos deportistas que prefieren la pachanga con los amigos al deporte comprometido y de calidad? ¿También se preguntó a las chicas de voleibol la temporada pasada? ¿Desde cuándo los técnicos y los deportistas son los que dirigen la política deportiva del club?
¿Quién es el que asume la responsabilidad del descenso de categoría de los equipos sénior de baloncesto y balonmano? A las chicas de voleibol ya las condenaron el verano pasado. ¿No fue suficiente el mandato de la asamblea, que mayoritariamente aprobó la participación en la liga ASOBAL B de nuestro equipo de balonmano?
¿Vamos a votar todos los días, hasta que el resultado sea favorable a los intereses "ideológico-deportivos" de los que mandan? ¿Cómo se haría, a través de una cesión de derechos deportivos o habría una venta de los mismos o una permuta?
¿Cómo puede ser posible que un entrenador de la sección de baloncesto me preguntase el domingo día 20, a las 09:30 horas en la piscina, como había quedado nuestro equipo de balonmano la tarde anterior? Cada sección tiene su lobby y pasa olímpicamente de las otras.
El director de Deportes tiene que defender su parcela. Y el director general defender nuestro patrimonio inmaterial.
Y ahora que todos nuestros deportistas son auténticos amateurs, hay que poner en práctica el Artículo 19.1. de nuestros estatutos: "La asamblea general es el órgano supremo de gobierno del Real Grupo de Cultura Covadonga. Está formada por todos los socios de número y por los técnicos y deportistas no socios, ...". Ese artículo reconoce en nuestro club la existencia de deportistas no socios que puedan ayudarnos a competir.
¿Hace falta explicar lo de la emulación de los deportistas que transmiten valores?
Todo esto que debería ser prioritario en la vida de la sociedad pasará a ser secundario cuando los tribunales y los órganos competentes nos pongan en su sitio, nos rasquen los bolsillos, por construir unas pistas de tenis sólo por contentar a uno de los lobbys más influyentes del club. ¡Que Dios nos coja confesados!
