En la mesa, los asturianos somos golosos. El año pasado fuimos, entre todos los españoles, los más llambiones, los que más azúcar y más dulces navideños tomamos, fuimos líderes en el consumo de galletas, y a la hora de comer fruta, elegimos plátanos y fresas. El Informe del Consumo Alimentario en España 2018, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, revela que cada asturiano, como media, se metió entre pecho y espalda las últimas Navidades 1,24 kilos de turrones, mazapanes y polvorones. Fue la única comunidad española que superó el kilo de esos productos.

Con los datos en la mano, es evidente que en Asturias sirven de poco las advertencias de las autoridades sanitarias sobre los riesgos del azúcar: el año pasado cada asturiano ingirió 5,09 kilos, cuando la media nacional está en 3,31 kilos. También nos pierden las galletas, de las que se comieron 3,08 kilos por persona a lo largo de 2018.

Quizá lo compensemos con un elevado consumo de fruta fresca, por encima de la media nacional en 2018. Ese año, como media, cada asturiano se comió 99,9 kilos. La media nacional fue de 90,5 kilos, con los vascos en cabeza, con 109,5 kilos.

Lo curioso es que en la frutería a los asturianos también nos llama la atención lo más dulce. El año pasado se comieron 15,15 kilos de plátanos per cápita, bastante por encima de los 13,72 kilos de Canarias. Estamos a la cabeza en el consumo de fresas y fresones, con 3,49 kilos per cápita en 2018, mientras la media nacional se quedó en los 2,65 kilos. En naranjas, con 18,77 kilos per cápita, solo nos superan los vascos, con 23,68 kilos, y estamos muy por delante de Valencia, con 11,31 kilos por habitante en 2018.

Aunque Asturias y manzanas se identifiquen, no es la ingesta de esa fruta lo que más caracteriza gastronómicamente a la región. Cada asturiano, al año, come 11,93 kilos de manzanas. Galicia supera la cifra, y pasa de los 14 kilos por habitante, y también el País Vasco, donde se comen 12,48 kilos por persona y año.

En lo que Asturias no desdice el tópico es en la ingesta de leche. La cultura lechera asturiana sigue reflejándose en los hábitos de consumo. Las comunidades autónomas a la cabeza en el consumo de leche líquida, derivados y preparados lácteos -las leches convencionales, junto a las evaporadas, sin lactosa, los yogures y los postres lácteos- son Galicia y el Principado. Los asturianos son los españoles que más leche desnatada bebieron en 2018, con un consumo per cápita de 32,02 litros, un 69,35 por ciento por encima de la media española. También se bebe más leche semidesnatada, 38,41 litros el año pasado. En consumo de leche entera, sin embargo, con 21,5 litros per cápita en 2018, Asturias se quedó por detrás de Castilla y León y Extremadura.

Es de suponer que buena parte de toda esa leche sirviera de acompañamiento al café y las infusiones, que en Asturias también se toman más a menudo que en el resto de España. En 2018 los asturianos habíamos consumido un 33 por ciento más que la media nacional, superando los 1,72 kilos por persona.

La nutricionista asturiana Susana Sánchez lamenta que los asturianos no aprovechemos mejor la disponibilidad de productos frescos y de calidad a nuestro alcance, y que optemos por los más baratos y saciantes.

Lamenta que no haya más pescado en los platos de los asturianos, aunque el informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sitúe a Galicia, País Vasco, Castilla y León y Asturias, por este orden, a la cabeza entre los consumidores de pescado en España. Lo que el informe constata, lamentablemente, es que en el último año la ingesta de pescado fresco ha descendido en Asturias y en Navarra.

El consumo de hortalizas también está muy lejos de lo deseable. Asturias es la comunidad donde menos se comen, un 21 por ciento menos que la media nacional, 56,88 kilos por persona y año. En cambio, se toma más pan y patatas que en el resto de España y sobresale en el consumo de aceite, con 14,62 litros por persona y año, con Castilla y León y Cantabria por delante, pero no somos de los que se decantan por el oliva virgen.

Susana Sánchez relaciona esos datos con el poder adquisitivo. Los consumidores con menos recursos económicos optan por alimentos baratos y que llenen, sin prestar excesiva atención a si son más o menos saludables. Eso tiene que ver, añade, con el alto índice de obesidad en la región, el mayor de España.

Afortunadamente, Asturias mantiene algunos buenos hábitos: Galicia y el Principado, según el informe del Ministerio, son las regiones donde es menos frecuente recurrir a platos preparados, que, según la nutricionista, suelen ir cargados de grasas, sal y azúcar. "Cocinar en casa es una buena costumbre", recomienda.