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Concentración o adiós España

La insistencia de Pedro Sánchez en ser presidente a costa de lo que sea

Dos enemigos íntimos se fundieron en el segundo abrazo de Vergara para sellar su deseo de gobernar España. Un narcisista veleta con etiqueta de socialdemócrata y un comunista aburguesado, han firmado un preacuerdo que puede llevarnos a la desaparición de la centenaria nación española. Contribuirán a este objetivo unos auténticos especialistas, necesarios para gobernar: los independentistas periféricos, perfectamente entrenados para tal fin. La sanguijuela del Norte y el vampiro del Este se relamen al ver cómo se desangra la fiera...

El presidente en funciones, de quien no se fía ni su propio partido, representa la antítesis del sentido común y de la inteligencia política. Gasta 150 millones de euros del erario público para mejorar sus mediocres resultados electorales y lo que consigue es perder 3 diputados, 29 senadores y casi 800.000 votos. Además, practica la absurda estrategia de descalificar a sus adversarios políticos un minuto antes de pedirles su apoyo. Bien es verdad que, para un presidente que vive constantemente bajo el principio de contradicción, esto es "peccata minuta". Se disfrazó de Caperucita para las elecciones y, pasadas éstas, vuelve a mostrar sus garras.

De socio preferente ha elegido a un neocomunista cuyo anhelo, no lejano, era convertir a España en la república bolivariana del sur de Europa. Y que, sin el mínimo respeto a la Constitución, aún sigue hablando de referéndum de autodeterminación, presos políticos, nacionalizaciones de empresas, supresión de medios de comunicación privados, etc. En definitiva, planteamientos ideológicos de otros siglos y de otras latitudes.

Si el acuerdo sigue adelante, ¡Dios no lo quiera!, asistiremos a la formación de un gobierno 'self service': "A mí sírvame una vicepresidencia y cuatro ministerios; yo quiero un AVE; a mí póngame los condenados por terrorismo en la calle; nosotros necesitamos más millones para aumentar el cupo; yo prefiero el referéndum; pues a mí, lo que me falta es la transferencia de Justicia..." ¿De verdad alguien puede hacernos creer que el apoyo del independentismo va a salir gratis? La factura la pagará el presidente del gobierno, claro que sí, pero con tarjeta ciudadana...

Hay dos leves esperanzas para evitar esta sangría pero ambas presentan dificultades: el PSOE y Europa. El partido, porque no parece que los pesos pesados del mismo sean capaces de dar un paso al frente ante el temor a ser señalados y apartados del banquete político. (En honor a la verdad, ex dirigentes como Felipe González, Ibarra, Leguina y otros, se han manifestado de forma contundente contra las intenciones de Pedro Sánchez). Y Europa, porque no acostumbra a entrar en cuestiones de soberanía. Se limitará a señalar directrices económicas y, en último caso, a enviar los hombres de negro para efectuar el rescate.

Una tercera solución pasaría por la abstención con condiciones del Partido Popular. En cualquier caso, esta opción facilitaría la investidura pero no la gobernabilidad. Si me tuviera que mojar por el bien de mi país, apostaría por un gobierno de concentración PSOE-PP. Ciudadanos (219 escaños) presidido por un socialista que no sea Pedro Sánchez. Garantizaría la seguridad, la estabilidad y la convivencia democrática. Además, los enemigos del Estado dejarían de esquilmarlo. Y ahí lo dejo.

En los próximos años, si se confirman los peores augurios, veremos los medios de comunicación cada vez más infiltrados por proselitistas del poder que nos contarán milongas cuyo parecido con la realidad será pura coincidencia; el incremento del paro, unido al estrangulamiento económico de las instituciones benéficas eclesiásticas, traerán más hambre e inseguridad a las calles; las transferencias penitenciarias y de Justicia a las comunidades autónomas dejarán inerme al Estado ante el desafío separatista; y, finalmente, la colocación en el Consejo General del Poder Judicial de jueces afines al gobierno pueden convertir la separación de poderes en una simple cita para recordar a Montesquieu...

Estos presagios no son producto de ninguna alucinación sino deducciones lógicas extraídas de recientes declaraciones de estos dos aventureros que pretenden dirigir el país. Lo único seguro en este momento es que Pedro Sánchez quiere ser presidente a costa de lo que sea. Pero si se confirma un gobierno Sanchezstein, con el apoyo de ERC y Bildu, habrá llegado el momento de iniciar las despedidas: adiós libertad, adiós solidaridad, adiós seguridad, adiós Justicia. Adiós, España.

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