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Un entusiasta de la Universidad Laboral

Adiós a un hombre que conocía todas las interioridades del gran complejo arquitectónico

De forma traumática y repentina ha fallecido Miguel Ángel Caldevilla, una persona excelente y muy comprometida con Gijón. Después de una intensa vida como profesor-catedrático de FP en la que era un auténtica autoridad, como se puede comprobar por su intenso y extenso currículo y su participación e foros internacionales, estaba muy comprometido con la que fue su gran pasión: la defensa de la Universidad Laboral, reivindicando su gran historia como uno de los centros de más calidad educativa gracias a la intensa labor de la Compañía de Jesús, de la que era un gran admirador y defensor.

Durante diez años fue el secretario eficiente y eficaz de la Asociación de la Antiguos Alumnos. En todos los foros en los que se trataba el pasado, el presente y el futuro de la obra arquitectónica más emblemática de Gijón se escuchaba con atención la opinión de Miguel Ángel. Conocía todas las interioridades de su querida "Uni": las arquitectónicas (su rico patrimonio religioso y civil abandonado y en continuo deterioro), su extraordinaria pinacoteca... pero, sobre todo, el gran proyecto educativo basado en la formación integral excelente formación tecnológica con una dimensión cultural y moral de inspiración cristiana como se refleja en sus trabajos de investigación. Conocí la gran pasión de Caldevilla por la Universidad Laboral cuando en el Ateneo Jovellanos organizamos un ciclo de conferencia sobre la intrahistoria profunda de la "Uni", que él coordinó con singular maestría con motivo de la declaración de la Universidad como Bien de interés Cultural. La nueva dirección de asociación está intentando algo más difícil: que se declare a la Universidad Laboral Patrimonio de la Humanidad.

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