En el solar donde hoy vemos la Biblioteca Pública Jovellanos estuvo un mercado de ganados en tiempos, cuando esa zona de la ciudad era prácticamente el extrarradio. La cosa cambió el 22 de febrero de 1852 cuando se colocó allí la primera piedra del teatro Jovellanos que tuvo fundamental importancia en la historia de Gijón hasta que en 1934 fue derribado. En el año 1935 el arquitecto Luis Menéndez-Pidal Álvarez realizó un proyecto para levantar allí la sucursal del Banco de España, y así fue pero bastantes años más tarde, entre 1944 y 1950.

En su fachada, cuando era Banco de España y ahora que es la Biblioteca Pública Jovellanos, destacan dos hornacinas con dos estatuas. Representan simbólicamente a la industria y a la agricultura, y son dos figuras femeninas muy visibles; sin embargo sospechamos que desconocidas. Cuando se inauguró el Banco de España no estaban las hornacinas estuvieron vacías hasta que las estatuas fueron colocadas ya pasada la mitad de la década de 1950. Son dos obras de 2,80 metros de altura cada una, de piedra blanca de Escobedo (Cantabria) y con la firma de Adsuara en la base de cada una.

En julio de 1955 la dirección del Banco de España, en Madrid, decidió mandar esas esculturas tras encargárselas al artista Juan Bautista Adsuara Ramos (Castellón de la Plana, 1891-1973). Adsuara era entonces catedrático y escultor muy conocido, hasta el punto de haber sido Premio Nacional de Escultura del año 1929. Republicano convencido fue durante la Guerra Civil el responsable de la Junta de Conservación de Obras de Arte en Castellón promovida por Manuel Azaña de quien Adsuara era amigo personal. Tras la contienda el escultor fue restituido en su cátedra tras un expediente de depuración y fue nombrado director de la Academia de Bellas Artes San Fernando en Madrid entre 1958 y 1963. Hijo Predilecto de Castellón en 1950, en 1962 le fue concedida la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio y en la actualidad existe en su ciudad natal la plaza del escultor Adsuara.