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Un ramo para ti, Mercedes

Una de las mayores satisfacciones que me proporciona la escritura es relacionarme con el mundo de otro modo, acceder al reverso oculto de las cosas, conocer en profundidad a alguien, que se ha acercado a mi vida como un regalo y, a veces, propiciado de una forma misteriosa por mis propias palabras.

Y eso fue lo que me sucedió contigo, Mercedes, aquella tarde cuando me llamaste para agradecerme, lo que había escrito y publicado, tras el fallecimiento del profesor Diego García Cuervo, tu marido, al que conocí en el Campus de Viesques.

Me sentí emocionada por tu llamada, inmediatamente sentí admiración por tu elegancia y me conmovió que me dijeras que mis palabras habían sido tan acertadas?

En fin, Mercedes, nuestro encuentro se fue postergando por tus obligaciones y las mías, y por ese saber que siempre quedan por delante muchos días; pero el tiempo fue pasando y se sucedieron los años y recientemente fue cuando de nuevo hablé contigo para decirte que mi libro "Encina y el mar y treinta artículos poéticos", se presentaba en Gijón, que sería un inmenso placer conocernos en persona y poder darte un abrazo. Y aunque me lo agradeciste profundamente por desgracia no fue posible tu presencia aquella tarde, pero sí, la de Itziar y la de gran parte de la familia. Y aunque tú no estabas, en cierto modo, sentí tu presencia cuando empecé a leer aquello de "Recuerdo aquel primer día de trabajo en Viesques?"

El pasado 16 de julio me llamaste para felicitarme el santo. Me alegró tanto tu llamada, quedamos en que cuando todo esto pasase, iría por fin a verte. Mientras hablábamos pensaba que te llevaría un ramo de flores muy blancas como las que le gustan tanto a mi madre; pero hace apenas unos días, alguien me comunicó tu fallecimiento y mientras lo escuchaba, dejé de oír el ruido de la calle y comencé a percibir, como si estuviese en otro lugar, el sonido del agua de un río muy claro dejándose caer entre guijarros, música suave de violines, rosas deshojadas desprendiéndose lentamente en pétalos, en resplandores silenciosos de albas palabras?

Aun así, no quise creerlo, quizás se hubiesen equivocado, pero más tarde lo leí: "La señora Doña María Mercedes Minondo Fominaya, Licenciada en Económicas, viuda de Diego García Cuervo, falleció en Gijón, el día 29 de julio de 2020".

Y a pesar de que nuestro encuentro finalmente nunca fue posible, un ramo níveo y eterno para ti, querida Mercedes.

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