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Campu les Rolles sobre la mesa

Una llamada a la reflexión antes de las elecciones en Ribadesella

El ordenamiento de la zona del Campu les Rolles parece que por fin le empieza a interesar a los dirigentes municipales riosellanos, aunque no por iniciativa propia sino como reacción al anteproyecto (o globo sonda) de la Alcaldesa. La propuesta de Charo Fernández ha dejado desubicados a todos los grupos municipales, que no tenían nada preparado para este tema (ni para otros), pues dan la impresión de vivir al día, sin estrategia de carrera, saltando a perseguir las escapadas y haciendo la goma, como en el ciclismo. A medida que se agota la legislatura se les va viendo la incapacidad para generar un liderazgo social, tan útil para el desarrollo de un concejo.

Pienso y digo (antes de que los partidos cierren sus programas electorales, a ver si por casualidad reaccionan) que Ribadesella está ante la última oportunidad para subirse al tren del análisis, de la reflexión a largo plazo. Y lo que hay que analizar con visión de futuro es la oportunidad que tenemos para actuar en todo el espacio disponible del Campu les Rolles, algo que no se ha hecho nunca, ni siquiera cuando se rellenó en los años 30. La última planificación en la villa se hizo en 1854, cuando Regoyos Molenillo diseñó las calles del ensanche, pero todo lo que se hizo fuera de ese planeamiento fue caótico y arbitrario: en las dos márgenes de la ría se actuó de mala manera, pues el relleno del Campu les Rolles (de iniciativa pública) se hizo sin un plan urbano (y así siguió hasta hoy, caótico), y el relleno del Malecón (de iniciativa privada) fue el mayor crimen urbanístico y ambiental que se ha perpetrado en esta villa. Ambos errores se siguen pagando en la actualidad.

Hoy tenemos la oportunidad de arreglar algunas cosas y de planificar las infraestructuras que se necesitan y que habría que encajar en la zona disponible junto a la ría. Las dos necesidades básicas son el puente y los aparcamientos, aunque yo añadiría un auditorio (y en eso coincido con la Alcaldesa), pues no es de recibo que se estén ocupando las plazas y espacios públicos con carpas y tinglados que interrumpen la función urbana y social de esos lugares. Esos tres elementos (puente, aparcamientos y auditorio) son los principales que se deberían tener en cuenta para trazar el plan del entorno de la ría, y su diseño tendría que ser obra de un urbanista experto, no de un arquitecto que solamente supiera hacer edificios y estructuras, dicho sea con todos mis respetos y admiración por los buenos arquitectos. Para el caso riosellano se necesita a alguien que además de dominar el urbanismo y las comunicaciones sepa conjugar las soluciones funcionales con la estética de las infraestructuras, pues la belleza y la sutileza (valores ausentes en la fachada del museo de Tito Bustillo) son esenciales en un paisaje único como el de la desembocadura del Sella.

No estoy en contra de que el proyecto se redacte por encargo directo del Ayuntamiento, siempre y cuando recoja soluciones a los problemas, y por eso no me convence el plan de la Alcaldesa, ya que no deja sitio para un futuro puente nuevo. Tampoco me gusta la lámina de agua (superflua y redundante) y la agresiva fachada de los aparcamientos en altura, cuyo comienzo de obra se acaba de anunciar para antes de las elecciones. Tampoco estoy en contra de que el proyecto se obtenga mediante un concurso de ideas, tal como proponen algunos opinantes en una revista local, y ello equivaldría a desestimar el anteproyecto de Charo Fernández, que es bastante mejorable. Debería ser un concurso entre urbanistas, pero con las bases bien amarradas para que no pase como con el proyecto del bulevar de Santullano, fantasmagórico e inviable. Pero un concurso necesita que el alcalde convocante tenga apoyo político y económico de la superioridad (cosa difícil, aunque no imposible) y tenga también la estabilidad necesaria en el Ayuntamiento para liderar todo el proceso concursal. ¿Está Ribadesella en condiciones de ofrecer algo así? En unos meses lo veremos.

En el proyecto final para la reorganización del Campu les Rolles tiene que estar contemplado el encaje del puente nuevo, pues el actual es una ruina en todos los sentidos y no tiene futuro, por muchos parches que se le puedan poner. El puente nuevo es y tiene que ser la piedra angular de la organización del área de la ría y de las comunicaciones de toda la villa, y esa visión de conjunto (y de futuro) es la que debería iluminar el camino a nuestros políticos. Y la plaza de abastos, por muchos discursos conservacionistas y patrimoniales que se puedan hacer, no deja de ser lo que es: una estructura secundaria, deteriorada y fuera de uso que ocupa un espacio mucho más importante que el propio edificio. No debemos ignorar que el suelo también es patrimonio de un pueblo, y un patrimonio sumamente valioso, máxime en un lugar donde tanta falta le hace a una villa obligada a aprovechar su escaso suelo disponible.

Lamento profundamente no poder compartir la política de una agrupación local recién creada para presionar para que no se derribe la plaza. En ese colectivo figuran personas que tengo en alta estima, algunas de ellas modelos intachables de progresismo e intelectualidad, aunque pienso que en esta ocasión parecen haber sucumbido a la impulsividad emocional (no creo que sea por seguidismo político), o al menos no parecen haber apurado la capacidad de raciocinio que en tantas ocasiones han mostrado sobradamente. Yo no voy a discutir el alto valor nostálgico de los recuerdos del edificio, pues los tengo de primera mano de los primeros años 60, cuando bajaba a la villa desde Torre -de pantalón corto- y acompañaba a mi madre a vender en la plaza, sentada ella en el banco alto e incómodo, con las cestas a sus pies, mientras yo mariposeaba por allí porque no había sitio en las prietas filas de las aldeanas, que eran legión. Pero todo aquello, como la perrona y el azulete, se acabó hace muchos años, las formas de producción agraria cambiaron radicalmente, el consumo también y de nada nos sirve hoy aferrarnos a un mundo que, para bien y para mal, ya ha pasado página y plantea otras necesidades que hay que atender.

Sin entrar en el estado de conservación del edificio (que me consta que no es bueno), creo que no deberíamos dejarnos arrastrar por un "conservacionismo" mal entendido, pues no todo lo viejo es de gran valor sólo por ser viejo, de la misma forma que hay ancianos cascarrabias y vinos añejos horribles. Personalmente creo que el edificio de la plaza no fue un gran ejemplo de arquitectura racionalista ni siquiera cuando se construyó, y mucho menos tras las duras intervenciones que sufrió en los años ochenta y noventa, que lo desnaturalizaron por completo por dentro y por fuera, destruyeron sus rasgos racionalistas y lo redujeron a "edificio frankenstein". Y durante dos décadas no hubo arquitectos colegiados, intelectuales en ejercicio o políticos de paso que levantaran la voz, como tampoco los hubo cuando se derribaron dolorosamente los entrañables "retretinos", un edificio pequeño pero de gran pureza racionalista, que constituía junto con la rula la pareja de ejemplos más próximos a la Bauhaus histórica, mucho más que la plaza. Ni recuerdo que salieran a la palestra cuando el PSOE de Ribadesella, con el apoyo del gobierno del Principado, propuso en 2008 derribar la rula para construir una nueva de 7.000 metros cuadrados.

Dudo que, tal como quieren hacer ver los que dirigen la plataforma, el Colegio de Arquitectos de Asturias o el RIDEA vayan a entrar en el juego de apoyar a un colectivo en una cuestión de ámbito municipal que, además, está empapada de política. Ni es ése su papel en la sociedad asturiana ni puede serlo, según sus estatutos respectivos. Otra cosa es que a nivel particular algunos de sus colegiados o miembros puedan expresar libremente sus filias, lo cual es muy legítimo, siempre que no impliquen institucionalmente a sus organizaciones de referencia.

Creo, para acabar, que un auditorio junto a la ría sustituiría con mucha ventaja al edificio de la plaza, cuyas condiciones acústicas (entre otros defectos) son horrorosas. Y pienso que a Ribadesella le iría mucho mejor si las energías sociales se invirtieran en aglutinar a la ciudadanía en torno a la presión por un puente nuevo, que es nuestra gran causa pendiente, la que nos uniría a todos porque nos beneficiaría a todos. Por eso tuvieron éxito las plataformas para el enlace de la autovía y para Tito Bustillo, porque nacieron para unir a los riosellanos y luchar juntos, no entre nosotros.

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