Me llamo Sara, soy una niña de 2 años a la que le gusta ir al cole, la escuelina infantil municipal de Colloto. Me lo paso pipa, pero desde hace un mes estoy triste porque no nos dejan salir al patio y no entiendo por qué: yo me porto bien, obedezco a mis educadoras, ayudo a recoger los juguetes, no empujo ni corro en clase, etc., y, sin embargo, me han castigado a mí y a todos mis amigos a no salir al patio.

Así que, como no entiendo el mundo de los mayores, un día le pregunté a mamá: mamá no sabía nada, pero preguntó en la escuela y esto fue lo que me contó:

-Un día llegó un señor del Ayuntamiento con una carpeta para mirar el cierre de nuestro patio. Algunas veces se colaba un gato dentro, así que tu directora y profes habían solicitado muchas veces un cerramiento mejor. Cuando estaba allí, vio restos de vómito que contenían lombrices, lo mandó analizar y, a partir de ese día, se decidió que no salierais al patio, por si os contagiabais.

-Pero, mamá, cuando tú eras pequeña, ¿te castigaban también sin salir al patio?

-No, hija, si había alguna caca, nos avisaban, la limpiaban con una manguera y seguíamos jugando.

-¿Y por qué nosotros no podemos jugar en el patio si tenemos una manguera?

Mamá se quedó callada y no supo qué responder; quizás ella misma no entendía tampoco el mundo de los mayores...

Yo lo único que quiero es seguir jugando en mi patio, donde están todos los juguetes y donde tenemos un rincón para leer, ¡con lo que a mí me gusta!

Así que os mando esta carta para ver si vosotros podéis ayudarme a mí y a mis amigos para que podamos seguir jugando felices en nuestro patio.

Os mando un beso muy grande.