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La mar de Oviedo

Radares amañados

Que una editorial de novela negra, gótica, de autoayuda o de gastronomía negocie con mafias y con el mismísimo diablo, con ser repugnante, no debería extrañarnos; otra cosa fuera que vendiera Biblias y cobrara en B una parte, por ejemplo la equivalente al Nuevo Testamento; moralmente sería insostenible; vamos, que venga Dios y lo lea. De igual manera, en tratándose de atracos a cartero armado, tras las denuncias de los radares fijos, portátiles y de camuflaje, una forma encubierta de recaudación, con multas abusivas donde del que no rechista y paga pronto abusan la mitad, parece coherente que, además del fisco, de Tráfico, de la Policía local y de los guardias comisionados, ganen su porqué funcionarios, jefes y segundos de a bordo. El que siempre pierde es el ciudadano de a pie, es decir, el de a motor. En esta "operación Enredadera" bien sabemos que quien no corre vuela.

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