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Concejal de Urbanismo

Oviedo se mueve hacia Europa

Vías peatonales, carriles bici, intercambiadores y aparcamientos, claves del plan de movilidad

Las ciudades del siglo pasado se rindieron al coche, organizando toda la trama urbana para permitir que los vehículos privados pudieran llegar a los últimos rincones, casi hasta aparcar en las cocinas. Más de medio siglo después, las ciudades y sus habitantes sufren los efectos de esa fiebre.

El Plan de Movilidad de Oviedo aspira a revertir sin traumas y sin prisas el abuso del vehículo privado. Lo han hecho y los están haciendo ciudades europeas que también, como Oviedo, se caracterizan por su calidad de vida, como Oxford, Oslo o Friburgo. También París, Milán, Berlín, Londres, Nueva York, Helsinki o Hamburgo.

No es un cambio que se pueda hacer de un día para otro, ni tampoco supone una persecución de los coches particulares: se trata, simplemente, de ir colocando en su sitio las distintas piezas, porque la ciudad es un espacio compartido que debe ser habitable para toda la ciudadanía.

Crear ejes peatonales y ciclables seguros y agradables, que unan los barrios con el centro, es una de las prioridades de nuestro Plan de Movilidad, que plantea actuaciones ambiciosas, como un paso bajo la línea ferroviaria para conectar a pie y en bici Ciudad Naranco y el centro. O desde La Corredoria, de manera que se pueda circular entre puntos de interés en la ciudad con medios alternativos al coche privado sin que sea una aventura. Somos conscientes de que no todo el mundo puede ir en bicicleta, pero si pasamos del 1 por ciento que la utiliza en la actualidad a un 5 o 6 por ciento sería un éxito.

Abrir nuevos espacios a los peatones es otra de nuestras prioridades. Planteamos crear un gran eje entre los monumentos del Naranco hasta el parque de Invierno.

Junto a estos corredores libres de coches, el Plan pretende establecer líneas de autobús rápidas y directas, que permitan usar el transporte público como una alternativa real para llegar cómodamente al destino.

En Oviedo, sólo un 18 por ciento de los vecinos usan el transporte público en la actualidad, lo que da idea de todo el margen que hay todavía para mejorar.

Los intercambiadores son otra de las claves del plan: espacios donde con claridad se pueda optar por otro modo de transporte. Con horarios coordinados, por ejemplo, entre autobús y tren. El principal estaría en la estación de tren, habría otro en el HUCA, en El Cristo y el Milán, dos zonas universitarias, y planteamos uno más en el entorno de La Escandalera: en vez de tener un galimatías de paradas de autobús dispersas, establecer un sistema claro para poder utilizar el autobús. Quizá con una sola marquesina sería suficiente.

Los aparcamientos disuasorios son uno de los pilares del plan de Movilidad, con estacionamientos que permitan dejar cómodamente el coche y llegar al centro. Habría uno en Fozaneldi, a 500 metros del centro urbano, y en las principales entradas de la ciudad, como en la glorieta de Luis Oliver, mejoras en el de plaza de Castilla, o en El Cristo, para dar servicio al campus universitario. Oviedo debe de buscar sus propias soluciones, que potencien su identidad resolviendo sus problemas. Son indadmisibles autopistas en torno a edificios Patrimonio de la Humanidad, o que la mayor parte de los vehículos circulen alrededor de nuestro pulmón verde. Somos 220.000 habitantes y por nuestras calles circulan cada día 33.000 coches: un dato que lo dice todo.

En Oviedo fuimos pioneros en el camino que queremos emprender con el Plan de Movilidad. Nuestro directo antecedente son las peatonalizaciones que inició Antonio Masip y potenció Gabino de Lorenzo, que en su momento suscitaron enormes críticas y que lograron despejar de coches el corazón del casco viejo. De Lorenzo supo interpretar hacia dónde se dirigían las ciudades europeas en su tratamiento del tráfico privado, una visión que no comparte su sucesor, Agustín Iglesias Caunedo, que parece seguir apostando por mantener soluciones de los años setenta.

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