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La mar de Oviedo

Calor gris

Dos eventos traigo de fuera porque Oviedo está nublado: el eclipse de Luna, en que nuestro satélite se vistió de rojo, se tiñó de sangre, se incendió, etc., no voy a extenderme en detalles porque fue el más largo de los últimos cien años, casi tres horas demoró el fenómeno, y no cabría en esta sección de formato breve, más propio para estrellas fugaces; el otro suceso, "Pasión por Sorolla", pudo contemplarse parcialmente en Oviedo a lo largo de estos años, acontece en Avilés; lo opuesto a un eclipse al tratarse del pintor de la luz, el del verano en Jávea, el de los cuerpos desnudos y mojados por el mar, el de los reflejos en el agua que, más que eclipsarlos, duplican a los protagonistas; al Niemeyer se fueron destellos de nuestro Museo de Bellas Artes: "Corriendo por la playa", "Llegada de la pesca", "Transportando la uva"? ¿Y que quedó en Oviedo? Ni la Luna ni Sorolla, el calor gris.

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