Que España necesita más habitantes es un hecho, para que alguien pague nuestras pensiones; que los españoles no generamos hijos bastantes es evidente, ni adoptándolos; tampoco los robots lo solucionarán a corto plazo, por tanto, convendría fomentar la inmigración, que viniera a trabajar o a holgar gente cualificada y adinerada, afín a nuestras costumbres, pero intrépidos así escasean. Nos queda una solución: compartir el territorio con millones de africanos que, incitados por paisanos suyos que venden bolsos acá, conocen nuestro bienestar, aunque la única costumbre que compartamos sea la de comer todos los días posibles; más que conocimiento nos aportarán arrojo y color. ¿Y cuál es nuestra política fronteriza? Una alambrada y un mar estrecho, unos policías en primera línea con balas de fogueo y otros polis detrás con mantas, caldo de Grazalema y papeles. ¿Quién dijo miedo al sistema de la Seguridad Social?
