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Eduardo Lagar

Una solución final para el tripartito

Así es el plan ecosostenible, inclusivo, de género, empoderado y magistral para Oviedo

Advierto que en Oviedo estamos a punto de entrar en otro de esos característicos ciclos maniaco-depresivos tan asturianos que nos enredan en debates agotadores de décadas a causa de algún tipo de infraestructura. Lo que nos pasó con la Autovía del Cantábrico; lo que nos pasa con la variante de Pajares. Las obras públicas -de las que todo el mundo sabe, como el fútbol y la política- llenan mucho tiempo muerto en el chigre, el ascensor o la oficina. Pero son un laxante social. Parece que arreglamos el mundo hablando de ellas, pero en realidad volvemos a cagarla: sólo reavivan la vocación regional de vivir como pescadillas que se muerden la cola.

Oviedo está a punto de entrar en uno de esos debates-rotonda de los que un asturiano como Dios manda nunca sale. O sale maltrecho y convertido ya en fantasma del pasado. Los proyectos de la ronda norte y el bulevar de Santullano van cogiendo la velocidad óptima para el enredo astur: un lago, un túnel, un trazado, un "tapón" a los accesos, una alternativa, un anteproyecto, un impacto ambiental, una participación ciudadana, otro proyecto, alegaciones, recursos, plataformas? Mi cerebro enfermo de asturiano genéticamente puro chisporrotea de placer. Estoy salivando con este nuevo chute que reactivará nuestra estupidez colectiva.

Pero estamos a tiempo. Podemos "pensar fuera de la caja", como dicen los anglosajones. Aún no hemos entrado en el barrizal. Hay salida. Con este plan que ahora yo voy a proponer nos ahorraremos décadas de polémicas infructuosas aunque - y bien que lamento el efecto secundario- dejaremos al gobierno tripartito municipal sin su principal actividad diaria: esbabayar unos contra otros. Este es mi plan. No tiene sentido hacer un bulevar en Santullano si no haces la ronda norte porque vas a taponar la entrada a Oviedo. Tampoco tiene sentido afuracar el Naranco porque el impacto va a ser insostenible. Ojito, estamos jugando con fuerzas incontrolables de la naturaleza y, en una de éstas, el agua de la laguna artificial de la Vega acaba filtrándose y brotan en Ules las cataratas del Niágara. ¡Prudencia, señores! No juguemos con la madre naturaleza. El plan que yo propongo es ecosostenible, austero, con plazos de ejecución muy razonables, está pensado con perspectiva de género, es inclusivo y empodera a la gente. Venga, lo digo: hay que dejarlo todo como está. Tal cual. Menos es más. Bueno, si quieren alcanzar la excelencia, derriben San Julián de los Prados, por si a alguien en el futuro se le ocurre dignificar esta joya prerrománica, única en el mundo, y empieza a desatarse otra vez esta serie de catastróficas desdichas políticas.

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