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La mar de Oviedo

Taxi y Uber

Soy crítico con los taxistas, un servicio donde suelo sentirme más vulnerable de la cuenta, en inferioridad de condiciones, obligado a darle la razón al chofer quejumbroso y protestón. En Ciudad de México hay taxistas que secuestran al cliente y piden un rescate millonario aunque el trayecto haya sido corto. En Madrid te matan directamente si lo coges en Barajas para ir a Arturo Soria; yo suelo decirles Puerta de Hierro y una vez allí, como que me confundí, Arturo Soria; eso me salva. La semana pasada, en Carmena capital, utilicé varias veces el Uber; al solicitarlo digo adónde quiero ir y cierran el precio, más barato que el taxi convencional, se carga a tarjeta, sin propina, veo en mi móvil el tiempo que va a tardar y su recorrido hasta que me recoge un chofer muy amable, que me ofrece un botellín de agua y, sobre todo, no se queja de su destino, ¡ni del mío!

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