Quiero dejar patente mi indignación por el cambio de nombre de mi ciudad de nacimiento y en la que resido.
Todos los problemas que existen en la región: térmicas, carbón, paro... no tienen ninguna importancia. Lo verdaderamente importante, en tiempo de descuento, es cambiar el nombre a una de las ciudades más bellas que existen en España. Esto no es una cuestión de políticas, ni de izquierdas ni de derechas. Propongo, ahora que está tan de moda, que se haga un referéndum entre los habitantes de Oviedo para saber si están conformes con esta decisión de cambiarnos el nombre.
Desde luego, yo no lo utilizaré y desde aquí anuncio mi renuncia a votar a quien lo defienda y no trate de impedirlo.