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La mar de Oviedo

Vistas y no vistas

Para ir a los Altos de Monteiro desde Oviedo hay que dirigirse al puerto de Leitariegos, desviarse en Lindota hasta poco más allá del Puente de la Cubiecha, y a caminar se ha dicho, muy cuesta arriba, a la vera del río Molín, al borde de su garganta, por el bosque de los Solanos, frente a las cascadas de La Ruxidora, hasta salir a la braña Chauchina, muy ventosa el pasado miércoles, y la laguna Changreira, y por el espolón norte y este subir a las dos cumbres del Monteiro, en línea con los Morteiros y la cumbre del Caniellas, algo más allá. El vendaval del suroeste barajó las vistas: el Cueto de Arbás, los cordales de Muniellos y Degaña, el incendio de Candamo, el recorte de Arcelor y las promesas de los alcaldables de Oviedo, que se llevará el viento. A la bajada, un prometedor vino con Casera en Las Mestas (del Cibea y el Naviego), Casa María Luisa, atendidos por Manuel Sierra. Trece montañeros fuimos testigos.

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