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La mar de Oviedo

Móvil antipersona

¡Cuánto abrazamos desde el móvil! Los radioaficionados decían "impresión de un abrazo". En carne viva no somos ni rey ni Roque, sobre todo si irrumpe el móvil, que tiene prioridad sobre el individuo a cuerpo presente. El móvil otorga solvencia. Ayer invité a cenar a una persona, por sentir su abrazo, pero en la sopa sonó el móvil, se abalanzó a cogerlo y tuve que esperar a que terminara su plática para empezar la sopa y la conversación, que se habían enfriado. En el segundo plato ocurrió lo mismo, de manera que esperé a los postres y no bien colgó desenfundé mi smartphone, en defensa propia, y la llamé; se reportó enseguida y nos dimos abrazos de "impresión", de rechupete telefónico, más dulces que el tocinillo que palpitaba delante. Corté la plática por el móvil para pagar y ahí la perdí, liada con otra conferencia. Ahora entiendo el auge de los animales de compañía.

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