La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con vistas al Naranco

De Pelusa a Pelosi

Gestos políticos que valen más que mil palabras

Vi en el Campoamor, todavía cine, "Pelusa", ridícula película con los cursilones Marujita Díaz y Espartaco Santoni, que conocería luego en la no menos decadente Marbella preGil, remedo del Oviedo finisecular. Cuando, tras segundo vuelo ictus, volví al escaño bruselense, resulté comisionado para multicontacto telefónico con una tal Nancy Pelosi. El nombre sonaba a muñeca convencional y el apellido a la absurda Pelusa. Eran tiempos de uvedoble Bush...

A la simultánea, dos fricciones mayores con los Estados Unidos: Los secuestros en cárceles secretas, en cuya investigación parlamentaria, me honré participando, y El Acuerdo de libre comercio que capotaría a ambos lados del Charco. El fugaz contacto, suficiente para percatarme que Pelosi era política de calidad.

Me descubro ante el gesto de romper el discurso de Donald Trump, que, descortés, había hecho la cobra afeando eñ saludo protocolario. Nancy contraatacó en exquisita semiología. La diputada alemana Henning Wellsow, en nivel distinto, tiró al suelo discretamente un ramito contra el breve Presidente liberal de Turingia por aceptar votos de la extrema derecha. El espontáneo gesto viral de un diputado catalán del PP ante un exabrupto xenófobo de la alcaldesa de VIC me llega "más que mil palabras". No sé la deriva del puzle americano, ni del europeo, o del español mismo; apenas siento orgullo de haber conocido un poco a esa Nancy, de gran encanto aún desmuñecada en arrugas octogenarias, como también, al escribir aquí "Obama. mañana..." en las primeras primarias frente a Hillary y Edwards.

Pelosi causa pelusa; para mí su entereza rasgando papeles merece respeto admirativo.

Compartir el artículo

stats