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Oviedo en silencio

Dedicado a Pilar Álvarez, que me pidió un poema

¿Dónde están los días felices?

¿Dónde se esconden los días felices?

La mañana está sin rumbo.

Entreabre puertas al tenue sol y a la lluvia fría.

Nacen en silencio los brotes verdes en el árbol.

Miran al cielo los recién nacidos

como los niños miran a su madre.

Nunca el silencio fue más triste.

Nunca antes amamos tanto el bullicio de la vida.

Nunca antes echamos de menos su ausencia.

Sordos a las señales que no quisimos entender,

ahora estamos presos por un ser invisible,

dueño de vidas y miedos.

Dos pájaros beben en la fuente que canta,

ausentes del silencio de la ciudad sin niños.

¿Dónde están sus llamadas y sus gritos,

la maravillosa algarabía de sus voces?

Los pájaros son los dueños de las calles.

Regresaremos del viaje hacia dentro de nosotros.

No volveremos a ser como cuando salimos.

Hay ruinas pero no se ven.

Pero seremos pobres y mejores.

Tendremos menos cosas pero serán nuestras.

Y llegarán días felices, pero serán otros.

La luna sigue sola su viaje,

impasible a la guerra entre las estrellas.

Y ya no está.

Sigue caminando viendo desiertos y mares, alejada de los astros,

condenada a no salir de la oscuridad y las sombras.

Las nubes, que la miran, viajan en silenciosa compañía.

La primavera acaba de nacer. Qué larga es esta primavera.

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