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Adiós, tío Jaime

Nos deja otro de los grandes. Buen amigo y entrañable ciudadano. Un asturiano ilustre y un ovetense ejemplar. Bien lo lamento, porque desde que llegué a Oviedo -hace ya muchos años- Jaime, "tío Jaime" como muchísimos lo llamábamos, me honró como uno de sus amigos.

Compartí buenos momentos junto a él y me trasladó su gran preocupación por el devenir de los últimos años de su ciudad y de la situación que vivía su Sociedad Filarmónica de Oviedo. Lamentaba el comportamiento poco noble y en muchos casos despectivo de algunas instituciones y de algunos conspicuos "responsables" hacia la institución que él dirigía con brillantez en estos últimos años, contra el viento y las mareas de tanto indocumentado.

En muchas ocasiones me habló, y coincidíamos en ese parecer, sobre unificar la Sociedad Filarmónica con otra institución, la Sociedad Ovetense de Festejos, y de esa forma preservar ese monumental patrimonio que la Sociedad Filarmónica de Oviedo tiene y que es patrimonio de Oviedo y de Asturias.

Que descanses Jaime en paz, y como decíamos al despedirnos, "tío Jaime, hasta el año venidero, si no nos vemos en la tierra nos veremos en el cielo". Así hacen los llaniscos cuando despiden a la Virgen de la Guía y la protegen en ese lugar emblemático y santo que se sitúa en capilla que lleva su nombre. Que así sea.

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