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CON VISTAS AL NARANCO

Esperando a Nadia

Sobre el relevo en la presidencia del Eurogrupo

Nadia Calviño ha sido descolocada de nave decisiva para las erráticas política y economía españolas y aun del sur europeo.

Cuenta, y espero siga contando, con el aval alemán y, sobre todo, con su trayectoria europeísta impoluta dentro del corazón institucional, con prestigio acreditado, pues en mi tiempo de eurodiputado oí maravillas a todo el espectro de aquellos entonces (Michel Barnier, Almunia, el equipo de Neeli Kroes?). El Gobierno parecía que jugaba bien, pero ha faltado leve remate de cabeza, pues Nadia es, creo, complemento para la disponibilidad de cuantísimos estímulos financieros ya aprobados que jamás antes alcanzaron esas cifras.

Es evidente que se precisa otorgar confianza a la Europa que cuestiona capacidad gestora y que la doble función, comunitaria y española, de Nadia sería oportuna, aunque no sé si el conjunto gubernamental ofrece mismo crédito. Cuando utilizo el gerundio "esperando" no quiero caer en el enigmático nihilismo del Godot becketiano ni en deformación del presente, sino que la esperanza en Nadia y sus apoyos es apenas para mí paso en la prudencia que ha de enderezar velocidad normalizada.

Más de un buen amigo sostiene que es, en efecto, extraordinaria eurócrata, pero sin hechuras políticas para asumir el reto unificador que precisa España. Ni sé ni tengo conocimientos augures. Es bueno, en cualquier caso, el apoyo suscitado dentro y fuera, que trasciende la política partidista. Pronto se despejará si el paso fallido se endereza para mejor futuro. Las circunstancias y la generosidad y la clarividencia de partidos y líderes, en cuyas manos está superar lacerante rechazo ciudadano de hogaño, serán factores contextuales.

Mi gerundio es ortodoxo academicismo: acciones simultáneas o casi inmediatas.

Insisto, pues? ¡esperando a Nadia!

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