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Andrés Rodríguez-Pose | Catedrático de Geografía Económica en la London School of Economics

"Ni Europa ni España han hecho mucho por las regiones en declive industrial"

El declive a largo plazo de los territorios es el primer factor de crecimiento de los partidos populistas y antisistema - "Se ha malgastado mucho dinero, se optó por hacer infraestructuras sin ton ni son, a veces con escaso impacto económico y social, y por acciones compensatorias y de subsidio que no han resuelto la decadencia"

Andrés Rodríguez-Pose, en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo. IRMA COLLÍN

En octubre de 2008, Tim Leunig, entonces profesor en la London School of Economics y hoy principal asesor del ministro británico de Economía, dijo en Liverpool que el tiempo de Liverpool había pasado. Que años de inversiones y gasto público para promocionar el desarrollo del norte de Inglaterra no habían servido para achicar la brecha con el próspero sudeste del entorno de Londres y que el remedio era simple, aglomérense, ríndanse a la evidencia, facilítese el traslado a la zona próspera...

La anécdota la narra ahora Andrés Rodríguez-Pose (Madrid, 1966), compañero de Leunig en la London School of Economics, catedrático de Geografía Económica y especialista en crecimiento regional y desigualdad, para contar desde este futuro incierto lo que entonces no calculaba Leunig. Que "los territorios que no importan" y los olvidados del sistema se rebelarían y que su "venganza" traería el "Brexit", a Donald Trump, a Boris Johnson, a Matteo Salvini y la avanzadilla de una epidemia populista de contagio rápido y antídoto difícil de encontrar. Rodríguez-Pose, convencido de que las amenazas contra el sistema vienen más del desequilibrio entre territorios que de las desigualdades interpersonales, habla unos días después de la aplastante victoria conservadora en las elecciones del Reino Unido. En el marco del proyecto europeo de investigación Imajine -acróstico en inglés de "mecanismos integradores para abordar la justicia espacial y las desigualdades territoriales en Europa"-, en el que participa la Universidad de Oviedo, impartió el viernes en la capital del Principado un seminario que se titula como su teoría: "La venganza de los lugares que no cuentan".

- Los "tories" de Boris Johnson y el "Brexit" arrasan en las elecciones del Reino Unido. ¿La venganza política se agudiza?

-En el Reino Unido asistimos sobre todo a una polarización de los partidos tradicionales. Las dos formaciones dominantes, el partido conservador y el laborista, que habían estado tradicionalmente a favor del sistema, se han ido cada uno a un extremo, y sobre todo el conservador se ha convertido en una organización de corte populista. Lo curioso es que mientras los laboristas defienden en teoría cada vez más a la clase trabajadora, el voto de las zonas que han perdido más empleo y han sufrido más intensamente el declive económico se ha ido de manera clara a los conservadores. La ironía es que el decrecimiento de todas estas áreas, sobre todo del Norte, está ligado a la puesta en marcha de políticas de inspiración thatcheriana en los ochenta que perjudicaron a las zonas mineras e industriales. El mundo al revés.

- ¿De quién es el fracaso?

-Es un fracaso colectivo de todo el sistema, de sucesivos partidos políticos y de la clase económica, que ha apostado por centrarse solo en el talento más alto y en fomentar el potencial de las grandes ciudades. Así es como en el Reino Unido, un país con una gran necesidad de infraestructuras, eran frecuentemente rechazadas las propuestas de obras en el Norte por falta de viabilidad económica. Y la pregunta es qué proyecto va a tener esa viabilidad ahora, cuando el descontento que esto generó en la zona ha desembocado en una situación como el "Brexit" que va a tener un impacto negativo en todo el país, tanto en esas áreas deprimidas del Norte como en las prósperas del Sudeste.

- Ha escrito que ni la pasividad es una opción ni es segura la apuesta por seguir alimentando solo a las grandes aglomeraciones urbanas. Resuelva la ecuación: ¿más dinero para los pobres?

-No es una cuestión de más dinero, porque ha habido mucho, porque se ha invertido mucho y mal. El problema es el tipo de políticas. Y en el ámbito europeo se han articulado básicamente dos, unas de corte estático, centradas en las regiones más pobres, y otras dirigidas a las grandes ciudades. En las ayudas a las regiones con menor nivel de renta se ha concentrado gran parte de la inversión, pero como había demasiado dinero se ha malgastado. Quiero decir que se pueden desarrollar políticas más adecuadas con menos dinero. Pero había que gastar mucho en poco tiempo y se han hecho infraestructuras sin ton ni son que en muchos casos tienen muy escaso impacto económico y social.

- ¿Por ejemplo?

-Portugal tiene hoy la mayor densidad de autopistas en relación al PIB de todo el mundo. Se usan muy poco, porque son de peaje, y mientras se construían autopistas para ir a todas partes, Portugal seguía teniendo el nivel de fracaso escolar más alto de toda la UE.

- ¿Ha funcionado mejor la inversión en las grandes áreas urbanas?

-En España, casi toda la política de innovación se ha centrado en las áreas más grandes, en Madrid o Barcelona. Y no digo que no haya que invertir ahí. Hay que seguir fomentando el desarrollo de las áreas más pobres y perseverar también en el de las ricas y las grandes ciudades, porque pueden ser motores económicos, pero con políticas más inteligentes, centradas en la parte dinámica. Ni en Europa ni a nivel nacional se ha hecho mucho por las regiones en declive económico o industrial a largo término. Se han articulado políticas compensatorias, de subsidio, de generación de empleo público que muchas veces no tenían un impacto directo sobre la actividad económica y que no han solucionado su declive a largo plazo. Estas áreas necesitan medidas de inversión pública que permitan movilizar y maximizar el potencial económico que existe en ellas.

- Y lo tienen, el dato es suyo: el 19 por ciento de las grandes empresas del mundo han nacido en poblaciones de menos de medio millón de habitantes. Älmhult tenía 2.500 cuando se fundó Ikea...

-Y no hace falta mirar fuera de España. ¿Están creciendo todas las empresas en Madrid y Barcelona? No. Hay un proceso de concentración, pero si se miran los grandes éxitos de los últimos años, empezaremos a ver que Inditex sale de Arteixo, Mercadona surge en Valencia? Si nos seguimos concentrando solo en las regiones más pobres o en las grandes áreas urbanas estaremos perdiendo un gran potencial que a largo plazo va a generar menor crecimiento, sobre todo si esto se une al aumento del descontento con un sistema que cada vez beneficia a menos territorios y a menos personas y que se traduce en reacciones en las urnas o que llevan a la rebelión o al conflicto y pueden crear a medio o largo plazo problemas serios de crecimiento económico, generación de empleo, sostenibilidad o resiliencia de nuestros territorios.

- ¿La configuración radial de las infraestructuras españolas no conduce también a que todo confluya en Madrid y Barcelona?

-Lo que ha habido en España ha sido mucha inversión en infraestructuras. De todo tipo. Llevamos siglo y medio criticando el sistema radial y cuando en los últimos 25 años hemos tenido la oportunidad de desarrollar un nuevo modelo hemos reproducido precisamente el radial, pero ha habido tanta infraestructura que hoy en día, salvo ausencias importantes como el Corredor Mediterráneo, hay un exceso en casi todas las regiones, una sobreinversión que ha obviado la potenciación de otro tipo de actividades.

- ¿Como cuáles?

-Recuerdo que a comienzos de la crisis el Gobierno de Zapatero decidió suspender las inversiones en Alta Velocidad justo cuando se anunciaban los resultados de un informe PISA que concluía que el nivel de formación de un licenciado español era similar al de un graduado en Secundaria de los Países Bajos. El corte de inversión en el AVE, ninguna de cuyas líneas tiene hoy beneficios, atrajo las quejas de varios presidentes autonómicos. El serio problema de formación, prácticamente ninguna. Estamos haciendo políticas desestructuradas, desequilibradas, que no crean el mix de inversiones adecuado para solucionar los problemas específicos de cada territorio. Se ha malgastado dinero en trenes de Alta Velocidad cuando se podía haber hecho otro tipo de política de mayor fomento del ferrocarril de cercanías o mercancías?

- Asturias clama por las carencias de los trenes de cercanías y en la variante de Pajares van 3.500 millones aún sin servicio...

-Y uno se puede preguntar quién se va a beneficiar cuando se abra el AVE Asturias-Madrid. La capital es el polo más fuerte, lo más probable es que sea el más beneficiado.

- Y entonces los territorios se vengan y votan masivamente al populismo en amplias zonas de Europa. ¿Por qué tarda el fenómeno en llegar a España?

-A otros países también ha llegado tarde. En muchos casos, estos partidos antisistema existen desde hace bastante tiempo, y en su crecimiento influyen una serie de factores, el primero el del declive a largo plazo de los territorios. Si la economía cae durante un año, la gente piensa que no pasa nada; si van cinco, que es mala suerte, pero si llevas una década o dos, empiezas a pensar que pasa algo, que el sistema no funciona o no beneficia al lugar en el que vives. Ahí hay un descontento, pero hace falta una mecha, y la mecha ha sido la crisis. Las regiones en las que estaba el origen de esa crisis han sido las que menos problemas han tenido y las que menos culpa tenían son las que más han sufrido.

- Eso también ha pasado en España.

-Aquí hemos tenido un colchón más, la política europea, que ha generado inversiones importantes en las regiones más pobres y eso hasta ahora ha prevenido la aparición de un mayor nivel de descontento.

- ¿Seremos los siguientes?

-Tenemos riesgo. El ascenso de Vox en las últimas elecciones es claramente una llamada de atención, un voto de protesta. Ya no nos interesa la moderación, el centro. El gran ganador es un partido que bebe de las fuentes, tal vez por ahora todavía en menor medida, del populismo del Frente Nacional, de la Lega italiana, de Alternativa para Alemania. Tiene especificaciones españolas, pero las raíces son muy similares.

- Asturias se ha perdido en el debate eterno sobre la articulación de un área metropolitana. ¿Cuánto ayudaría eso a su posición en el reequilibrio territorial?

-Yo no hablo de reequilibrio territorial, sino de movilizar el potencial, evitar la caída, dinamizar las zonas que han estado en declive. No podemos crear la ilusión de que va a haber una reducción de los desequilibrios territoriales y todos vamos a ser iguales. Hay que preguntarse qué política es la más adecuada para que una región como Asturias, que lleva en declive desde los setenta, movilice su potencial endógeno. Que lo tiene, porque cuenta con una población envejecida, pero que sigue siendo una de las más formadas de España, con un sistema educativo que funciona mejor que el de gran parte del país, pero también con unos déficits ligados al declive de las industrias principales.

- ¿Cómo se salvan?

-La cuestión fundamental es coordinar mucho mejor las instituciones dentro del territorio. El problema, como en otros lugares de España, es que esto es prácticamente un reino de taifas, unas cuantas ciudades que más que coordinarse y buscar estrategias comunes compiten entre sí por unos recursos cada vez más escasos. Es un problema de gobernanza. Hace falta una mayor coordinación horizontal entre ciudades y municipios y vertical entre estos, el Gobierno regional y el estatal con intervención de la UE. También una mayor participación de la sociedad civil, de los agentes sociales, económicos y políticos y un mayor consenso sobre hacia dónde se quiere ir, porque hasta ahora me da la impresión de que todo esto se ha hecho poco.

- ¿Qué herramientas tiene una economía altamente dependiente de la industria contaminante para sobrevivir en la Europa de la transición energética acelerada?

-Hay que intentar una transformación del sistema económico, que en realidad debería haberse llevado a cabo hace mucho tiempo, y plantearla a partir de lo que ya se hace, de los sectores en los que Asturias tiene ya una ventaja comparativa. Esto se consigue mediante un aumento del contenido tecnológico de la innovación dentro de las empresas y con un incremento de la complejidad. Se trata de conseguir que estos sectores emigren, no de manera radical, hacia áreas que sean muy similares a la suya, pero que tengan mayores ventajas comparativas y mayor capacidad para fomentar los mercados actuales.

- ¿Tirando de qué hilos?

-Asturias tiene ciertas ventajas en asuntos de formación, de capital humano, aunque no estoy seguro de que se haya formado a la gente precisamente en las áreas donde se puede generar esta transformación. Se necesita además un apoyo al emprendimiento y a la generación de innovación, y esto no puede ser solamente endógeno, hace falta tender redes de conexión con los focos innovadores para pasar a un nivel más avanzado y no quedarse estancados.

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