Mónica G. Salas

Lo que somos y para lo que servimos

La reportera que escribe para "contar cómo es hoy el mundo y que los que pueden cambiarlo sepan cómo está"

Alma Guillermoprieto no vale para escribir "sobre el poder", es incapaz de sacar noticias todos los días y, en plena era digital, prefiere hacer un pastel antes que twittear. Pero la periodista mexicana sí vale para escribir "sobre la marginalidad", para contar lo que ven sus ojos "sin edulcorar" la realidad y para estar en primera línea de una revolución.

La premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades asegura que "el buen reporterismo empieza cuando uno sabe quién es y para qué sirve". Y, ayer en Avilés, Guillermoprieto desnudó su alma periodística ante más de cuarenta compañeros de profesión. La exredactora de medios anglosajones como "The New Yorker", "The Guardian" o "The Washington Post" llegó a la torre del Centro Niemeyer aplaudiendo, porque, dijo, "estar entre colegas es lo más satisfactorio". Eso sí, jóvenes, como ella misma pidió, hubo pocos e incluso algunos de los participantes le superaron en edad (69 años). Fue vestida con sencillez, sin joyas, con una larga camisa blanca y una falda negra, se sentó a la derecha del moderador -Ceferino Vallina, decano del Colegio de Periodistas de Asturias- y, tras dar dos pequeños sorbos a un café, dijo: "Estoy llena de preguntas para ustedes". Pero Alma estaba equivocada: allí no iba de entrevistadora sino de entrevistada. Y como buena entrevistada, de su boca salieron grandes titulares: "No hay mejor forma de iniciarse en el reporterismo que con una pequeña guerra"; "Yo no escribo para que el mundo sea mejor mañana. Yo escribo para dejar constancia de cómo es el mundo hoy y quienes tengan la posibilidad de cambiarlo sepan cómo está"; "Mis textos siguen la estructura de la narrativa de la vida: principio (nacemos), alto (vivimos) y fin (morimos)".

Alma fue, como su ropa, sencilla, cercana, risueña y, en ocasiones, reivindicativa. "Tengo una gran preocupación y es que veo a más mujeres periodistas que a hombres. Me pregunto si los directores de medios están contratando mujeres para pagar menos. Tenéis que exigir una igualdad de sueldos", pidió. Ella, según contó, no tuvo "ningún problema" para caminar con libertad como reportera por América Latina, aunque el movimiento #MeToo le ha hecho reflexionar: "¿Será que he querido cubrir este mundo de la marginalidad o será que entró en juego que soy mujer y que no he tenido acceso a las cantinas como los hombres? No lo sé".

De lo que no tiene ninguna duda la escritora es que la profesión "sobrevivirá" y el papel jugará "otro papel": "Somos indispensables, sin nosotros el capitalismo moderno no puede existir (?). Creo que nos asustamos tanto con las redes sociales que dimos la batalla por perdida desde el principio". Alma no tiene ni Twitter ni Instagram ni Facebook por falta de tiempo. "Bueno, no tengo tiempo... Es que entre ponerme a twittear y hacer un pastel, no hay discusión posible: prefiero lo segundo", puntualizó. Sin embargo, sí es lectora de medios digitales; considera la sillavacia.com "el mejor diario político que existe hoy en día en Colombia", el país donde reside. La galardonada opina que hacen falta más noticias internacionales en los periódicos y que el "gran conflicto" que habrá que cubrir es "la emigración provocada por el cambio climático".

El seminario de ayer acabó justo como empezó: cayendo Alma otra vez en la trampa del periodismo, pensando que ella era la entrevistadora. "Esto no es una conferencia de prensa", recordó a los presentes, pidiéndoles, con el ceño fruncido, que del Niemeyer no saliese ni una sola frase. Pero hoy tenemos que contarlo, porque, como ella misma nos enseñó, es lo que somos y para lo que servimos.

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