Necrológica

Amar a la tierra desde las letras

Adiós a Luis Junceda, el novelista naviego que se convirtió en superventas con sus diccionarios de refranes

La larga vida de Luis Junceda estuvo ligada a la literatura y a Navia. Cada mes de agosto lo apuraba al máximo recorriendo las caleyas de la tierra de sus amores, con las manos a la espalda y sin perder detalle. Cuando te lo encontrabas por Los Jardinillos, aprovechaba para comentarte los cambios que había apreciado en el paisaje, aquella casa abandonada o esa nueva que acababan de construir. Paseaba bien temprano y en soledad, sobre todo tras la desaparición de su cuñado Quine, que fue durante años su sombra por los veranos.

Estoy convencido de que en esas caminatas iba Luis rumiando las conversaciones que pondría en boca de sus personajes en su próxima novela, a redactar en Madrid en el largo invierno. De su imaginación saldrían unas cuantas, la mayoría galardonadas en prestigiosos certámenes literarios en España y América. Dejó alguna otra sin publicar, por no querer someterse a la odiosa dictadura de la corrección que invade a los editores en estos tiempos.

A pesar de que la suya era una vocación inequívoca por la ficción, sus mayores triunfos vinieron sin embargo con los diccionarios de refranes que le imprimió en distintos formatos el grupo Planeta a principios de este siglo y le prologó Torrente Ballester, aún considerados unos auténticos superventas.

Me consta que para Luis Junceda no fue nada fácil colaborar en la difusión de esta exitosa obra, que le exigía abandonar su personal timidez y la aversión a la exposición mediática. Lo suyo era escribir en la intimidad y tener la satisfacción de rematar sus libros sin erratas, otra de sus obsesiones. Conservo como oro en paño una réplica artesanal elaborada a brazo partido por Luis de su insuperable "Cuadernos de un sacristán", en el que corrige exhaustivamente el original que había salido al mercado treinta años antes en la prestigiosa colección Selecciones Lengua Española de Plaza & Janés, tal vez porque no soportaba ver esos gazapos impresos por más tiempo.

Ese enorme cariño por Navia que destila en sus novelas se vio recompensado en 2008, cuando el pleno municipal decidió poner su nombre a una calle de la localidad. Con ese cálido homenaje se reconocía que también desde las letras se puede amar apasionadamente a una tierra, que es lo que durante casi noventa y siete años hizo el gran escritor Luis Junceda.

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