Antropología
Descubren el primer beso registrado en documentos: se dio hace casi 5.000 años
Los investigadores analizaron referencias relacionadas con el beso, tanto amistoso como sexual-romántico, consultando textos cuneiformes en tablillas de arcilla con más de 4.500 años de antigüedad

Un modelo de arcilla de Mesopotamia, fechado alrededor del año 1.800 a. C., muestra a una pareja besándose. / Créditos: Museo Británico / CC BY-SA 4.0.
Pablo Javier Piacente
Aunque el acto de besar probablemente sea anterior al Homo sapiens como especie, los primeros textos que documentan el beso se remontan a principios de la Edad del Bronce, según un nuevo estudio. Existirían evidencias no consideradas hasta hoy sobre el beso en Mesopotamia y Egipto desde al menos el año 2.500 a. C., descubiertas en cuentos de besos representando tanto a los dioses como a los plebeyos, de acuerdo a los investigadores.
Un artículo de perspectiva publicado recientemente en la revista Science relata cómo las referencias textuales a los besos están apareciendo más atrás en el tiempo de aquello que suponíamos hasta hoy. Según sus autores, Troels Pank Arbøll, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, y Sophie Lund Rasmussen, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, existe un "corpus sustancial de evidencia pasada por alto" sobre el beso en Mesopotamia y Egipto, que data de al menos el años 2.500 a. C.
Hasta el momento, la referencia más clara a los besos se retrotrae a un pasaje de un texto producido en India en el año 1.500 a. C. Sin embargo, una serie de textos cuneiformes confeccionados en tablillas de arcilla, que datan de más de 4.500 años atrás, ya tenían referencias directas al acto de besar, según Arbøll y Rasmussen. En consecuencia, el primer beso “documentado” tendría casi 5.000 años de antigüedad.
Besos desde siempre
Se cree que el beso es incluso previo al Homo sapiens como especie dominante: existen indicios y referencias científicas de que los neandertales y los humanos modernos podrían haber practicado alguna forma de beso hace más de 100.000 años, en función de la presencia del microbio Methanobrevibacter oralis en ambas especies. Sin embargo, en el nuevo estudio los especialistas se centraron en la posibilidad de documentar los primeros besos, algo que resulta más complejo en épocas prehistóricas.
En principio, dividieron los besos en función de su motivación: el “beso amistoso o cariñoso”, que se da entre padres e hijos o entre amigos, el “beso por sumisión”, que se concretaba en la antigua Mesopotamia al besas los pies del gobernante, y el “beso sexual-romántico”, que supone besar en el marco de un acto sexual o en relación al amor o la pareja.
“En estudios anteriores se sugirió que la documentación más antigua era de la India, y la idea era que los besos se trajeron de la India a otras áreas en un proceso de difusión. Pero ahora que tenemos esta evidencia de Mesopotamia y Egipto, realmente no se puede hablar de un solo punto de origen en tiempos históricos. Cuando nos fijamos en la prehistoria, podemos ver unas figurillas que parecen indicar que en aquella época ya se practicaba el beso”, explicó Arbøll en declaraciones a Scientific American.
El primer beso documentado fue ardiente y pasional
El especialista agregó que la evidencia más antigua se descubrió en idioma sumerio, que no tiene parientes en idiomas modernos. Posteriormente hallaron algunos pasajes escritos en un antiguo idioma semítico llamado acadio, que está relacionado con el hebreo y el árabe en la actualidad. “En algún lugar antes del 2.500 a. C. comenzamos a encontrar estos textos mitológicos escritos, con narraciones sobre dioses y encantamientos. Es en estas narraciones que encontramos copulación y besos, lo que nos muestra claramente que la documentación más antigua está relacionada con un beso sexual”, indicó Arbøll.
En el estudio, los autores exponen la importancia de hacer retroceder la historia tanto como sea posible para estudiar la cultura y los fenómenos sociales. Pero, en el caso del beso, concluyen que se trata de una práctica que hace a la esencia humana más profunda y que podemos reconocer a través del espacio y el tiempo, casi como un sello de nuestro afán por encontrarnos y compartir la vida.
Referencia
The ancient history of kissing. Troels Pank Arbøll and Sophie Lund Rasmussen. Science (2023). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adf0512
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