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Las almejas tenían la clave

Pelayo Blanco, policía nacional gijonés afincado en Vigo, se lleva la final de Arcochef con un plato de vanguardia y toque cítrico

Por la izquierda, Olleros, Loya, Dunne y Matos, con sus premios. á. gonzález

Las almejas eran la clave. La primera competición en directo entre cocineros aficionados gijoneses se dilucidó ayer, en la plaza Mayor, pasada la medianoche, con el polícía nacional Pelayo Blanco y la empresaria Noelia Hernández apurándose para entregar, en poco más de media hora, un plato digno de reyes con la almeja como elemento estrella. Noelia optó por un clásico: a la marinera, mientras su contrincante le quiso dar un toque más moderno y vanguardista que incluía gustos cítricos, ajo puerro, alcachofa y tomate. La gracia estaba en que el ingrediente central, el molusco, no lo supieron hasta que el reloj comenzó a correr.

El jurado, compuesto por Marcos Morán, de Casa Gerardo; Juanma Castaño, periodista; Javier Olleros, cocinero; y Marta Muñiz, escogida al azar entre el público, acabó decantándose por la vanguardia y, con ello, con el plato de Pelayo Blanco. El ganador se llevó un gran premio gastronómico. Casa Gerardo, con Morán a la cabeza, transformará la casa del vencedor en un restaurante para seis personas. Ese día los comensales podrán saborear por primera vez el nuevo menú degustación de los expertos cocineros de Prendes.

Los criterios que siguió el jurado fueron principalmente tres: sabor, presentación y creatividad de la propuesta. Como en anteriores rondas, ambos concursantes contaron con los mismos productos para estar en igualdad de condiciones. Los alimentos necesarios durante todo el evento fueron aportados por Supermercados Masymas.

El concurso gastronómico celebrado ayer, incluído en el Arco Atlántico y novedoso de esta edición, está basado en programas televisivos como Masterchef, "pero con más fuerza de la gastronomía asturiana" e implicando a los ciudadanos, cuentan los organizadores. Fueron 60 los gijoneses y asturianos que intentaron ser las estrellas culinarias aficionadas de este año en Gijón, aunque a la selección final sólo llegaron Blanco y Hernández. Y al final el gato al agua se lo llevó el gijonés, aunque a poca distancia -según el jurado- de su contrincante.

Pelayo Blanco, achaca su afición a la gastronomía a que "desde joven viví solo por razones de destinos profesionales, por lo que tuve que empezar a cocinar". El gijonés, de 43 años y residente en Vigo, afirma que la televisión le ayudó mucho y que fue así como comenzó a centrarse más en la cocina de autor. Un amigo le avisó de la convocatoria gijonesa -tras presentarse dos veces al programa televisivo Masterchef- al tiempo que le advertía que "quizás en casa te hagan más caso". Y vaya si se lo hicieron. Ayer cumplió como policía en Vigo en su puesto de trabajo hasta las dos de la tarde y puso rumbo a Gijón para empezar faena en turno de noche, esta vez de cocina. Y triunfó.

Noelia Hernández sólo tenía como objetivo divertirse cuando se inscribió en Arcochef. "Mi intención no era la de pelear por ganar ni nada". Pero logró colarse en la final tras preparar "unas albóndigas de bonito con una salsa rubia". Aquí entró en juego la creatividad y la improvisación de los chefs, ya que la organización impuso la necesidad de usar cereza en el plato. La gijonesa, de 38 años, tiene una empresa de maquinaria para hostelería y alimentación, Cofelia, y afirma que la cocina le atrae de siempre "porque mi madre, mi abuela y mi bisabuela fueron cocineras". También en su caso fueron unas amigas las que la convencieron para apuntarse, las mismas que le dicen que las carrilleras al Pedro Ximénez y las patatas a la importancia con almejas a la marinera que prepara Noelia "son lo más". Lástima de final. Aunque para sus muchos fans seguirá siendo la mejor.

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