La cuenta atrás para la 78ª Edición la Fiesta de las Piraguas ha comenzado en la cuenca del Sella, especialmente en Arriondas y Ribadesella. Los ayuntamientos de ambos municipios acondicionan desde ayer el río, las zonas de acampada y los aparcamientos para que el evento sea un éxito.

A pesar de que hasta hoy no se abría la zona de acampada en Ribadesella, los primeros selleros hicieron su aparición ayer a mediodía. Fue el caso de l estudiante Javier García, que plantó sus bártulos junto a una veintena de amigos en la zona del Malecón, en Ribadesella. "Nos ponemos junto al parque infantil porque si llueve no se embarra gracias a su suelo acolchado", confiesa este gijonés, que lleva cinco años sin perderse su cita con el descenso. Otro que no se pierde el evento es el gijonés Eduardo Fernández, "porque el buen rollo aquí es impresionante". Altavoces, sillas, tablas y un caballete son elementos fundamentales para la supervivencia de este sellero de pro.

Antes de que los sanitarios portátiles y las duchas fueran instaladas, Lourdes Fraga ya tenía acotada su parcela. Esta madrileña lleva cuatro años viniendo al evento y sabe que las zonas cercanas a la playa de Santa Marina están muy cotizadas. De Almadén (Ciudad Real) llega, por primera vez, Carlos Rivas con la nevera repleta de cervezas y calimocho. "Ya habrá tiempo para probar la sidra", comenta, pues tiene previsto alargar su estancia en Ribadesella hasta el domingo. Otra novata es Lucía Pérez, que viene desde Ávila "por recomendación de unos amigos", cuenta mientras se sube a un árbol para instalar una lona para resguardarse del sol o del orbayu.

Los deportistas que se animen a hacer el Descenso, cuentan este año con una zona habilitada especialmente para ellos. Los Campinos de L' Alisal serán, por su cercanía al río y su comodidad para aparcar remolques para las piraguas, su refugio durante estos días.

En Arriondas, al igual que en la anterior edición, se permite la acampada gratuita en el parque de la Concordia. De momento, los únicos selleros que ayer aterrizaron en la zona fueron Sara Muñoz y sus amigos. Es el quinto año que esta madrileña acude a la región porque es una incondicional del festival de música electrónica Aquasella. "A ver si este año consigo ver la salida de las piraguas", comenta mientras pone a punto su tienda. Su amigo, Rubén López, es el encargado de instalar una pequeña ducha. "Nuestra intención es probar unas buenas fabas y subir a los Lagos de Covadonga", asegura.

Calzado resistente a los cristales y a la sidra y pantalones a prueba de verdín, es el uniforme esencial para disfrutar del mayor evento del Oriente. El sábado el Sella se habrá desbordado de fiesta.