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El Sella, la mejor medicina contra la tensión del MIR

Unos 600 aspirantes a aprobar el examen se relajan en el río con piraguas y sidra

Aprobar el examen MIR (Médico Interno Residente) es una tarea costosa: doce horas de estudio diarias durante meses para optar a una especialidad médica. Ayer, más de 600 licenciados que preparan la prueba en Asturias disfrutaron del mejor medicamento contra la tensión y el agobio: bajar el Sella en piragua. Y, por el camino, los estudiantes, muchos de ellos de fuera de la región, no desdeñaron tomarse unos culetes, para que el "relax" fuera completo.

"Buscamos cualquier plan que nos aleje de los libros", comentaba Álvaro Navarro, uno de los estudiantes MIR que ayer disfrutó de la piragua. Es su primer año, pero el tercero de la actividad, que cada vez tiene más éxito. Roberto Fernández Marca, de un establecimiento hostelero de Oviedo y uno de los organizadores, explica que "se ha corrido la voz entre amigos y este año ha habido un 'boom'". "Nunca antes había sido así", remataba.

Los estudiantes salieron de la ovetense plaza de San Miguel y desde este lugar, repartidos en diez autobuses, emprendieron rumbo a Arriondas para comenzar el descenso. A primera hora de la tarde, cuando ya habían recorrido la mitad del trayecto, hicieron una parada en la localidad de Toraño para comer. Los participantes llegaron a este punto a cuentagotas. "Venimos disgregados, cada uno lleva su ritmo", aseguraba Fernández Marca. Tras la parada, los que tuvieron fuerzas continuaron río abajo. Otros, ya agotados, prefirieron proseguir la jornada en Toraño, disfrutando de una fiesta en la que no faltó ni la música, ni la sidra, ni el buen ambiente. "Entre semana no tenemos tiempo, esta es la excusa perfecta para descansar", comentaba Álvaro Navarro, uno de los estudiantes, entre culín y culín.

Los organizadores, a sabiendas de que los chicos estudian de sol a sol y disfrutan de muy pocas horas libres durante la semana, convocan los domingos escapadas de todo tipo. Su objetivo es fomentar el ánimo de estudio y que los jóvenes lleguen al lunes con las pilas cargadas. "Durante la semana se estudia y se va a clase, el sábado tenemos un simulacro de examen y el domingo es el día sagrado para descansar. Verlo como una meta nos ayuda a llevar mejor la semana", decía ayer Jesús Monllor, otro aspirante a médico.

Respecto a la experiencia, algunos como Eva Leceaga confesaban que "al principio, hemos ido contra las rocas, pensaba que no íbamos a llegar". Otros, como Monllor, destacaban que "es una experiencia buenísima, la repetiría incluso con mi familia". Para Carmen Espín, "lo mejor es que conoces a mucha gente, del paisaje casi ni te enteras".

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