El final del concierto fue como un gran principio. Lenny Kravitz recorriendo el pabellón entre la gente, ante la pasión de los fans que lo perseguían con móviles. Todo el mundo lo quería tocar. Lenny Kravitz completó el "doblete" de fin de semana en el Palacio de La Guía de Gijón. Dos ambientes diferentes, algo más de gente con Kravitz que con Elton John y, claro, la explosión sonora del músico neoyorquino, que es otro tipo de sesión y otro tipo de concepto, y otro tipo de público.

Aunque el motivo de la gira era el disco "Strut", el cantante repasó una retahíla de canciones de toda su carrera. Apareció en escena veinticinco minutos más tarde de lo previsto ante la algarabía de la afición, que, en esta ocasión, abarrotaba la pista y que, además, alcanzó casi el lleno del Palacio de Deportes a falta de 400 entradas, según la organización. La gente aclamaba a Lenny Kravitz ante el retraso, quien apareció con un guiño a su última etapa en escena para proseguir y calentar el ambiente, muy mucho, con "American woman", que es una versión de los "The Guess Who", mítica pieza sesentera que la gente cantó y bailó y Kravitz hizo suya con su versión hace años.

Hizo una pequeña parada para ir de un lado al otro del escenario con su modelo vaquero y pantalones rotos, saludó a la afición de esquina a esquina y, sobre todo, a la pista central, que estaba abarrotada y era donde más se coreaban sus canciones. Una vez mostrado su despliegue vocal y guitarrero, aprovechó para clavar el mundo funky, con exhibición de vientos para proseguir con una larga balada, "Sister", que casi hizo en plan semiacústico. Luego llegó "Believe". A partir de ahí le dio toda la cancha del mundo a su banda y, de paso, descanso a sus coristas. Cancha que terminó al grito de "¡¡Mama seyyy!!" (como suena en castellano). La banda fue dejando cada una de sus habilidades en batería, vientos, guitarras, etcétera.

Lenny Kravitz es de golpes de guitarra y voz, además de los "golpes" que da la banda. Kravitz es también de pose escénica distinta con revuelo (dicho ello en el mejor sentido escénico) en todo momento. Con Kravitz la cosa va más de concierto de rock de festival de verano (que ya hizo unos cuantos), pero tiene ese arsenal de canciones conocidas que lo lanzaron a público y mercados.

Lenny Kravitz es músico de recursos y de repertorio suficientes como para mantener arriba, en posición enérgica, al público. No en vano él comenzó allá por finales de los ochenta con pose e imagen reggae, aunque haciendo rock; para seguir luego mezclando estilos, trabajándose la producción e incluso también metiéndose en el mundo del cine.

Ayer plasmó todas esas fuerzas estilísticas unidas nada más salir al escenario de La Guía, con potentes sonidos que iban atrapando cada canción. También con esa imagen suya intencionadamente descuidada (o sea, cuidada) que da para visualizar aún más sus momentos con los distintos géneros.

Más o menos y con algún matiz, eso fue lo que dejó plasmado ayer en La Guía. No en vano lleva un bombardeo de guitarras y otros instrumentos que dan justo para eso, para que de pronto suene a rock añejo, al de los noventa, a funky o alguna que otra balada subida de vatios. En todo caso siempre convenciendo a la afición.

Kravitz está opositando para obtener galones a medida que su carrera gana en años desde aquel primer bombazo suyo "Are you gonna go my way"?, la canción esperada por todo quisqui y que fue la apoteosis de la sesión que ayer ofreció en Gijón.